Sabedor de que a Claudia Sheinbaum no se le da hablar en público, el presidente López Obrador ordenó omitir los debates entre los aspirantes a coordinar los trabajos de defensa de la 4T, porque su intuición le dijo que Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y Gerardo Fernández Noroña, harían talco a su candidata.  Pero se le olvidó alargar la prohibición a quien resultara candidato o candidata del frente opositor.

Con el poder que tiene, nada le hubiera costado “sugerirle” al INE olvidarse de los debates, pero no lo hizo y ese fue su error.

A pesar de que Xóchitl Gálvez no es una excelente oradora, si es más pieza que Claudia en un tete a tete verbal. Sin duda por eso la retó este domingo en su cierre de precampaña en la CDMX . “Señora Sheinbaum, desde aquí le digo que si le dan permiso nos vemos en los debates”.

Vaya compromiso. Por mucho que la ex jefa de gobierno le quiera dar la vuelta al asunto, al final deberá enfrentar lo inevitable.

Y si en el campamento de Sheinbaum hay preocupación, en el campamento de Rocío Nahle hay alarma verdadera. Dejando de lado que José Francisco Yunes Zorrilla es un excelente orador, la zacatecana no tiene con qué ganarle al peroteño en un debate.

¿A qué argumentos recurrirá para tratar de convencer al electorado que la 4T debe continuar al menos por seis años? ¿Será capaz de decir que disminuyeron la inseguridad, la violencia, el desabasto de medicamentos, el desempleo, la deserción escolar y la pobreza? ¿Se atreverá a asegurar que Veracruz es menos corrupto que antes?

Si, sí es capaz y seguramente lo hará. La bronca será que lo compruebe.

En contrapunto Pepe Yunes no tendrá que ir muy lejos por la respuesta. Le bastará con mostrar los datos duros de ONG’s y de los propios gobiernos federal y estatal para callarle la boca a la señora.

Un debate puede darle la voltereta a una elección.

En 1994 cuando Cuauhtémoc Cárdenas llegó como el candidato favorito en las elecciones de ese año, el panista Diego Fernández de Cevallos lo hizo trizas en el primer debate. A Ernesto Zedillo casi ni lo volteo a ver, se concretó a decir que el priista era “el chico de los dieces” y enfiló sus baterías contra Cuauhtémoc que nunca se recuperó.

Antes del debate, el hijo del general iba arriba en las encuestas; le seguía Zedillo en segundo lugar y en un lejanísimo tercer lugar se encontraba el Jefe Diego. Después del debate el panista se fue a los cuernos de la luna, Zedillo conservó el segundo lugar y Cárdenas se fue al sótano del que ya no salió.

Que después Diego desapareció de la escena política porque “se enfermó” eso ya es otro cantar. Pero que su excelente capacidad de oratoria aunada al profundo conocimiento de los problemas del país lo pusieron en la antesala de la presidencia de la República, eso ahí queda para la historia.

Lo mismo puede suceder con Xóchitl Gálvez y Pepe Yunes.

Ocioso será decirte lector cuál de las dos candidatas a la presidencia fue mejor como jefa delegacional y cuál de las dos conoce mejor que la otra los problemas que aquejan a los mexicanos y las medidas que implementarán para solucionarlos.

Como ocioso será decirte también cuál de los dos aspirantes a la gubernatura de Veracruz es el mejor: si José Yunes que conoce palmo a palmo el territorio veracruzano al que le inyectó más de 4 mil millones de pesos para obras cuando fue legislador. O Rocío Nahle que como legisladora no hizo nada por sus “paisanos” y que a pesar de estar viviendo desde hace 38 años en la entidad, apenas hasta este mes de enero conoció (y nomás de pasadita) Álamo y Tihuatlán. Y le falta por conocer el 85 por ciento de la geografía estatal.

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