Antes de que comenzara la Semana Santa, el gobernador Cuitláhuac García hizo lo que debe hacer todo buen gobernante: invitar al turismo a visitar nuestras playas, pueblos mágicos y sitios de interés histórico, cultural, gastronómico, etc. Pero se fue de la lengua al presumir, por enésima ocasión, que Veracruz ya salió de la lista de los 10 estados más violentos del país y eso es falso.

El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, dio a conocer los números rojos en lo que va del sexenio de López Obrador y están fatales. Hasta el 31 de marzo se contabilizaron 150 mil 792 homicidios dolosos en el país.

Los estados más violentos son Guanajuato, Estado de México, Baja California Norte, Chihuahua, Michoacán, Jalisco, Sonora, Guerrero, Zacatecas… y Veracruz.

Nuestra entidad ocupa el nada honroso décimo lugar en esa lista macabra y ha acumulado 4 mil 957 asesinatos violentos en lo que va del obradorato.

Desde que llegó Cuitláhuac a la gubernatura, la entidad ha oscilado entre el séptimo y décimo lugar en inseguridad y violencia. Y está difícil que brinque siquiera al onceavo lo que significaría que salió del hoyo de los estados más peligrosos. Hemos estado en el lugar 17 dijo el gobernador y sí, una vez, pero solo para regresar no al top ten, sino a the worst ten. Es decir, a los peores diez.

Por otra parte, no deja de ser trágico y triste que ninguna de las 32 entidades esté a salvo de las matanzas. La que más ha sufrido es Guanajuato que en casi cinco años tiene registrados 18 mil 155 asesinatos dolosos. Y llama la atención Yucatán, que por años no contabilizó ningún homicidio violento, tenga registrados 220 y sea considerado el estado “más seguro” del país.

¿Esto es lo que queríamos cuando salimos a votar en 2018? ¿Queríamos dos tercios de la nación dominadas por los delincuentes? ¿Queríamos que los asesinatos fueran justificados por las autoridades como pleitos entre bandas o ajustes de cuentas entre narcos? ¿Queríamos un país con más de cincuenta masacres?

La violencia que se ha enseñoreado en cada rincón de México es directamente proporcional a la indolencia del presidente López Obrador por combatirla. No es posible que desde hace dos años esté pensando en las elecciones mientras caen asesinados 87 hombres y mujeres al día. No es posible que le haya dedicado apenas dos minutos de su mañanera a la tragedia de los 40 migrantes muertos en Ciudad Juárez y el resto de las tres horas a carcajearse y autoelogiarse.

Pero así son los tiempos de la 4T.

De vuelta a la aldea, ni Veracruz ha dejado de ser peligroso ni es seguro para los turistas. En Semana Santa, cuatro ahogados le echaron a perder al gobernador el discurso de saldo blanco que tenía preparado para este lunes.

Oye, qué te pasa columnista; no se puede hablar de saldo blanco cuando hubo 19 asesinados en la entidad durante el periodo vacacional.

Sí, pero esos no cuentan porque murieron de bala.

Ubícate, lector.

bernardogup@hotmail.com

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *