Qué interesante, bastante interesante me pareció la columna que Raymundo Riva Palacio le dedicó ayer a Chabelo en la que destacó su papel como el gran cohesionador social que fue de las familias mexicanas por casi tres generaciones.

Uno de los mejores columnistas políticos de México, quien publica de lunes a viernes en El Financiero y en su portal ejecentral, el periodista mostró otra faceta en la que también derrama inteligencia, talento, información, cultura general y una gran capacidad de análisis: la de observador y estudioso del fenómeno social.

Riva Palacio recordó que durante 48 años el programa En Familia con Chabelo fue un referente dominical que transitó entre grandes acontecimientos mundiales sin que perdiera su esencia (en otras palabras).

Apuntó que todo se movió en casi medio siglo, pero él permaneció ante todos como el mismo personaje de pantalones cortos y voz de niño que acompañó a casi tres generaciones que crecieron pero nunca dejaron de verlo con cariño.

Por eso, señaló que Chabelo fue mucho más de lo que se le recordó con homenajes el sábado, tan pronto como se supo que había muerto. “Por décadas fue un factor de cohesión social”.

El periodista comentó que Chabelo jamás pretendió ser un factor de cohesión social, porque “De hecho, la cohesión no es una característica de las personas”, pero que sin proponérselo eso fue lo que logró al reforzar cada domingo el núcleo familiar, la unidad social menos variable y problemática.

“Las familias fueron reproduciendo generacionalmente el mismo comportamiento, tonificándolo y estableciendo interacciones con otras unidades de la sociedad. Las interacciones son lo que conecta las diferentes capas de una sociedad y la hace viable y funcional”.

Pero, manifestó, ese fenómeno sociológico que surgía de En Familia con Chabelo no fue visto por los gobiernos, “frente a cuyos ojos se fue rompiendo el consenso social”. Agregó que no hay todavía un estudio definitivo sobre cuándo extraviamos el rumbo. Apuntó varias posibles fechas y causas.

Expuso el columnista que desde hace décadas los sociólogos vieron cómo los detonantes de la ruptura social y el colapso del orden se encontraban en la anomia que conducía a la anarquía, en los índices criminales crecientes, en la violencia de las turbas o en fenómenos más violentos derivados de la insurrección de las sociedades, que conducían a revoluciones y guerras civiles.

La anomia, afirmó, es el punto de partida de la falta de cohesión social (anomia=ausencia de ley; conjunto de situaciones que derivan de la carencia de normas sociales o de su degradación, según el Diccionario de la Real Academia Española), y preguntó entonces cuándo comenzó en el país.

“Son preguntas en espera de un estudio sobre en qué momento se nos pudrió México, y aunque ya nos dimos cuenta, no modificamos el camino… Vivimos con tendencias centrífugas cada vez más fuertes e irreversibles donde ya no tenemos un modo colectivo de existencia… El contrato social, como en otros países, está roto en México porque perdimos el consenso normativo. De hecho, desde la principal oficina de poder del país (la presidencia), la norma es continuamente atacada y socavada”.

Reiteró que la anomia, punto de partida de esta ruptura, es precisamente la falta de normas aceptadas por toda la sociedad. “Ni siquiera la unidad familiar se mantiene sólida, como todos los años en que Chabelo trabajó por ella sin darse cuenta de lo mucho que hacía por la sociedad mexicana”.

Recordó que las mesas en los comedores familiares se volvieron campos de batalla privados en la campaña presidencial de 2006 –“¿lo recuerda?”– (la primera de López Obrador), “y hay para quienes las cosas no volvieron a ser iguales con sus hermanos, tíos o primos. Incluso padres. La polarización entró a nuestras casas y ya no salió”.

Siguió hilando sus reflexiones y concluyó que hoy nada se puede hacer de manera retrospectiva. “Pero sí podemos guardar esperanza de que, a partir de octubre de 2024 (cuando asuma el cargo el nuevo presidente), porque bajo el actual gobierno es imposible, exista la inteligencia, el talento y la creatividad para ir acabando con la anomia, recuperando los valores que nos unen a todos, como el amigo de todos los niños y los adultos logró por décadas, y tratar de establecer interacciones para que comience a funcionar esta sociedad mexicana donde ya no nos reconocemos, e incapacitada para avanzar y apostarle a un nuevo comienzo. Necesitamos encontrar un nuevo Chabelo”. Sí, y no perdamos las esperanzas de que así sea. Cuánta falta nos hace.

Reapareció Sergio Gutiérrez en acto académico

Sin hacer mayor ruido, con el respeto con el que se debe tratar un acto académico (no convertirlo en mitin, por ejemplo, con miles de acarreados), el diputado federal Sergio Gutiérrez Luna estuvo ayer en la Universidad de Xalapa para ofrecer la conferencia “La cultura del esfuerzo como herramienta para el desarrollo personal”.

El legislador habló ante un público que llenó el auditorio de la UX, compuesto por estudiantes, académicos, líderes de asociaciones civiles y público en general. La conferencia la ofreció a invitación del rector Carlos García Méndez.

El expresidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión habló de las vicisitudes que enfrentó para lograr su formación profesional. Posteriormente respondió preguntas de los asistentes. Inicialmente, acompañado del rector, inauguró la exposición fotográfica “Xalapa” del reconocido fotógrafo profesional Héctor Montes de Oca.

Fue en la sección de preguntas donde, al responder a una de ellas, aceptó que el tema de la inseguridad es complejo, complicado y de largo alcance, y llamó a no politizarlo, expresando que el problema no solo tiene que ver con la delincuencia sino también con lo social.

No obstante que es aspirante a la gubernatura, el acto fue totalmente de tipo académico y no se trató de ningún otro asunto. Prácticamente todos los asistentes aprovecharon para saludarle y tomarse fotos con él. Se comportó con la sencillez que lo caracteriza.

Anilú cosecha lo que sembró

Cuánta satisfacción debió haber sentido la diputada local Anilú Ingram Vallines cuando en reciente gira de trabajo por municipios originarios de la Huasteca veracruzana: Chicontepec, Benito Juárez e Ixhuatlán de Madero, muchos de los pobladores que la recibieron le recordaron –y agradecieron de nuevo– el apoyo que les brindó cuando fue delegada de la entonces Sedesol federal.

Varios testigos me comentaron que seguramente por eso la trataron bien, la acompañaron a caminar, le dieron el trato deferente que acostumbran con sus rituales, dialogaron con ella y le comentaron problemas que enfrentan ahora, ante lo que la legisladora les ofreció sus gestiones para tratar de ayudarlos.

A propósito de lo que escuchó, la expresidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados del Congreso local, en un boletín de prensa criticó la poca voluntad del grupo mayoritario de Morena para asignar presupuesto a estos municipios y ayudar en su desarrollo.

“Hay mucho discurso y veo poca voluntad, escuchamos grandes discursos, bonitas frases, pero no han sido empáticos en infraestructura, salud, seguridad”, comentó.

Recordó que Chicontepec es uno de los municipios con más altos índices de violencia contra las mujeres y que por eso, en su calidad de presidenta de la Comisión de Derechos Humanos y Grupos Vulnerables, visitar y conocer las necesidades, sobre todo de las mujeres, de primera mano, es fundamental.

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