Los cubrebocas de tela, sobre todo aquellos de algodón o que cuentan con tres capas, han sido unos de los más usados ante la pandemia del Covid-19, sobre todo luego que se ha sugerido que los N95 sean destinados para que le personal médico no se contagie del nuevo coronavirus.

Una nueva investigación llevada a cabo por científicos del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST, por sus siglas en inglés) y el Instituto de Conservación del Museo del Smithsonian ha arrojado que gracias a la humedad que se desprende a partir del aliento de una persona es que se aumenta en un 33 por ciento su capacidad protectora.

Los expertos, que publicaron sus resultados en ACS Apllied Nano Materials, probaron diversas telas en condiciones que imitaban el efecto producido por el aliento humano y encontraron detalles sobre cómo se comportan las telas ante su uso. 

El equipo de investigación tuvo la inquietud por llevar a cabo este estudio luego que uno previo arrojó que los cubrebocas con dos capas hechas de tela de algodón de tejido apretado eran efectivas para filtrar el aliento. 

Si bien reconocieron que las telas de algodón son uno de los materiales más óptimos para la realización de mascarillas, esto debido a su capacidad de filtración, añadió que con este nuevo trabajo se comprueba que funcionan incluso mejor de lo que se pensaba

Incluso otro de los detalles encontrados es en esta investigación es que la humedad no dificultaba la respiración en este tipo de protección facial, que evita que el coronavirus ingrese por las vías orales y nasales, llegando al sistema respiratorio e incluso al cerebro, donde puede permanecer aun luego de que en las pruebas de diagnóstico ya no se encuentran rastros del SARS-CoV-2 en personas presuntamente recuperadas. 

Las telas de algodón tienen una considerable eficiencia de filtración luego que el algodón es hidrófilo, lo que significa que le gusta el agua y al absorber pequeñas cantidades crean un ambiente húmedo dentro de la tela. 

Así, a medida que las partículas microscópicas pasan, absorben parte de la humedad y crecen, lo que las hace más propensas a quedar atrapadas. 

Por otro lado, a las telas sintéticas no les gusta el agua, por lo que no absorben la humedad y su eficiencia de filtración no sufre ningún cambio. 

Los investigadores calcularon la eficiencia de la filtración midiendo la cantidad de partículas en el aire antes y después de pasar a través de la tela. Midieron la transpirabilidad midiendo la presión del aire en ambos lados de la tela a medida que el aire pasaba a través de ella.

Christopher Zangmeister, científico que lideró este estudio, afirmó que los resultados obtenidos permitirán entender cómo es que funcionan los materiales en el mundo real. 

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