Por Vianey Hernández

La rosca de reyes no puede faltar cada 6 de enero, pero tuvo sus inicios en la Edad Media, específicamente, en el siglo XIV en los países del viejo continente como Francia y España, tiempo después llegó a México.

Para los cristianos el partir la rosca marca el fin de la temporada navideña, pues se conmemora la visita de los Reyes del Oriente al niño Jesús y representa un amor infinito a él.

Este pan se caracteriza por tener un excelente sabor, así como por la conjunción de vainilla, higo, membrillo y acitrón, aunque este último ya no es muy recomendable pues su producción es altamente destructiva.

De acuerdo a una Investigación realizada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el dulce del acitrón se obtiene de la biznaga, una cactácea que debido al consumo excesivo, su producción comenzó a ser sobrexplotada y ahora está en riesgo de extinción.

Las frutas secas cristalizadas que le adornan representan las coronas de los Reyes Magos y el muñeco escondido al niño Jesús.

En nuestro país a la persona que le salga el niño en la rosca debe guardarlo hasta el día 2 de febrero, día en que conmemoramos La Candelaria.

 

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