Por David Marín Cruz

En Florida, Estados Unidos, dos hermanos de 10 y 11 años recorrieron un total de 320 kilómetros al volante de un automóvil. La razón detrás de su escape fue la decisión de su madre de confiscarles sus teléfonos celulares como castigo.

Dicho acontecimiento inició cuando la madre de los niños denunció el robo de su vehículo y la desaparición de sus hijos en North Port, Florida, cuatro horas antes de la represalia. A pesar de la preocupación inicial, las autoridades no encontraron evidencia de que los menores estuvieran siendo maltratados en su hogar.

Todo concluyó cuando la policía detuvo el auto en la autopista, al acercarse a la unidad descubrieron que el conductor era un niño de 10 años, quien viajaba con su hermana en el asiento del copiloto. Al lugar de los hechos arribó la madre de los infantes quien aceptó la recomendación de las autoridades para tener un mejor manejo en la crianza de los jóvenes, aunque de igual forma decidió retirar los cargos emitidos a las autoridades.

 

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