En un par de años, será imposible diferenciar la carne de laboratorio de la real: ¿te atreves a probarla?

Uno de los principales emisores de gas invernadero son las vacas. Según la FAO, una vaca promedio expulsa unos 200 gramos de metano al día. Esto equivale a 5 kilos de C02 con cada jornada al aire libre, mientras pastan, directo a la atmósfera. En respuesta a la emergencia climatológica global, un laboratorio en Japón está un paso más cerca de producir masivamente carne de laboratorio.

Un bistec artificial

carne de laboratorio

Los investigadores japoneses encargados del cultivo crearon una muestra de carne en laboratorio. La novedad es que no sólo imita la textura del producto natural, sino que incluye fibras musculares reales.

Además de la alerta climática, los científicos encargados de desarrollar el bistec artificial argumentan sus inquietudes éticas con respecto a la producción masiva de carne en el mundo. El tratamiento que se le da al ganado no es ni remotamente el óptimo para que tengan una buena calidad de vida.

Por esta razón, utilizaron sustitutos vegetales para imitar la carne roja. El objetivo de la investigación es cultivar células animales para generar un producto que no sólo simule de vista a la carne real, sino que tenga el mismo sabor y el mismo tacto: la diferencia será imperceptible.

Un buen primer acercamiento

carne de laboratorio

Por el momento, la investigación no ha alcanzado el punto de tener la misma estructura de la carne real. Según los científicos, todavía hace falta lograr las complejas capas de músculo, grasa y tendones.

En un futuro cercano, si los resultados del estudio son favorables, será posible producir hamburguesas y cortes de carne como si fueran reales. Según Shoji Takeuchi, investigador de la Universidad de Tokio que dirigió el estudio, éste es un muy buen primer acercamiento para lograr su objetivo:

“Hemos desarrollado carne de bistec con fibras musculares altamente alineadas que están dispuestas en una dirección”.

Los investigadores lograron que las células cultivadas se organicen en largas hebras, parecidas a fibras musculares reales. Esto quiere decir que la textura será similar a la de la carne de res, lo que asegura que un mayor número de personas quieran comerla.

El siguiente paso en la agenda del estudio es lograr trozos más grandes: Takeuchi quiere llegar a los 100 gramos. Para lo cual, será necesario introducir otros tejidos, así como vasos sanguíneos artificiales, para producir carne más realista. Sin embargo, las investigaciones continúan para poder llevarla al mercado.

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