El día de ayer, el gobierno del presidente Joe Biden de Estados Unidos emprendió la primera acción militar, lanzando ataques aéreos en Siria contra instalaciones utilizadas por milicias respaldadas por Irán, en los que murieron al menos 17 combatientes proiraníes.

John Kirby, portavoz del Pentágono, informó que los bombardeos se realizaron bajo órdenes del presidente en curso, Joe Biden, y que fueron en respuesta a las constantes amenazas a los militares estadounidenses y soldados de la coalición desplegados en Irak.

“Esta ofensiva fue autorizada en respuesta a los recientes ataques contra el personal estadounidense y de la Coalición en Irak, y a las continuas amenazas a ese personal”, dijo.

“Al menos 22 combatientes de milicias iraquíes proiraníes murieron, todos miembros de Hashed al-Shaabi”, indicó a la AFP el director del OSDH, Rami Abdel Rahman, tras un primer balance de 17 muertos. La televisión estatal siria confirmó este viernes en su canal Telegram que se produjo “una agresión estadounidense” con “ataques aéreos en sectores en la frontera sirio-iraquí”.

Los daños causados por el bombardeo son la destrucción de múltiples instalaciones ubicados en un grupo de control fronterizo. Según los medios estadounidenses, el plantel atacado funcionaba con el tráfico de armas y el objetivo era destruirlo.

“Los ataques destruyeron tres camiones de municiones… Hay muchos muertos. Al menos 17 combatientes murieron según un balance preliminar, todos miembros de Hashd al Shaabi”, dijo a la AFP el director del OSDH, Rami Abdel Rahman, refiriéndose a la poderosa coalición de paramilitares iraquíes pro-Irán.

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