“La mayoría de los hombres no carecen de fuerza, sino de constancia.” – Víctor Hugo.

Es innegable que en política nada es casuístico, todo se da en función del análisis de intereses y por supuestos de conveniencias políticas, de esta manera, en Veracruz se prepara todo para el proceso de sucesión gubernamental en 2024.

Está confirmado que el proyecto primogénito del presidente Andrés Manuel López Obrador es jugársela con la senadora con licencia Rocío Nahle García, responsable de la Secretaría de Energía a cargo de la construcción de la Refinería Olmeca o Dos Bocas, la cual está próxima a entrar en operaciones, a pesar de los ataques de sus malquerientes.

Pero, así como se tiene el Plan “A”, en política se construyen escenarios y Planes “B” y “C” y por qué no hasta Plan “D” por si las cochinas moscas algo llegará a ocurrir.

El caso veracruzano no está exento de ello, por eso es importante observar el crecimiento y comportamiento de los actores políticos más adelantados en Morena.

El caso de Ricardo Ahued Bardahuil es especial pues él aun cuando abiertamente ha negado su participación o aspiración a la gubernatura, está latente y en el conciente colectivo de quien toma las decisiones con el famoso “dedito”, pues sabe que cada que acude a la boleta electoral genera un arrastre importante de votos, lo que garantiza el posible triunfo de Morena en el próximo proceso electoral.

Quizá será por ello, que la misma Rocío Nahle como su mejor aliado en caso de ir a la contienda.

Pero dejando de lado a Ahued Bardauil, es claro y evidente que el que mejor crecimiento ha tenido por su desempeño, trabajo y relación con la base trabajadora de la educación es el aún secretario de Educación, Zenyazen Roberto Escobar García.

Su trabajo permanente y constante lo ha posicionado fuertemente en el ánimo de la sociedad, que en las más recientes encuestas lo coloca sólo por debajo de la misma Rocío Nahle y del mismo Ricardo Ahued, abriendo la posibilidad de convertirse en el Plan “B” de Morena en Veracruz.

Atrás quedaron los demás aspirantes que por más que han derrochado recursos públicos para posicionarse, y simplemente no impactan, no penetran en el ánimo de la sociedad, o porque la gente los ve lejanos de la realidad, o porque simulan actuar distinto, pero emplean las mismas mañas y artilugios que los integrantes del régimen prianista.

Sería conveniente pasarles una revisión estricta del costo de sus espectaculares, bardas y banners en camiones que por toda la entidad circulan, y ver si los organismos electorales no les aplica la sanción respectiva por andar simulando campañas a sabiendas de que están fuera de los tiempos para ello.

Así que por más negritud que demanden, por más compadrazgos que eleven, simplemente estarán condenados al ostracismo y el olvido, a lo más algunos aspiran a colarse de diputados federales, alejados del terruño so pena de ir derechito a prisión por las tropelías cometidas a su paso por Veracruz.

Otros, seguirán conformando parte del brazo más recalcitrantes de Morena, ese que se radicaliza y que pretende también ocultar los yerros cometidos por algunos de sus seguidores, como el caso de Hipólito Rodríguez Herrero que es simplemente impresentable en cualquier espacio político por su tozudez y torpeza al estar al frente de un cargo de responsabilidad pública, donde se llenó las alforjas junto a sus asesores que salieron buenos para robarse lo que no era suyo, pero a la ciudad que debía servirle, no le sirvieron de nada.

Así es como se perfila el Plan “A” y el Plan “B” de Morena en Veracruz, ahora solo quedará esperar los tiempos de las definiciones, que, por cierto, se aproximan ya.

 

Al tiempo.

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Twitter: @LuisBaqueiro_mx

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