Fiódor Mijailovich Dostoievski es estimado como uno de los escritores mas brillantes del siglo XIX, su estela portadora de profundo análisis de los trastornos psicológicos del ser humano continúa impactando a la sociedad actual, un siglo después de su muerte.

En un artículo previo, analizamos el contenido y proyección social de su novela “Los hermanos Karamazov”, hoy abordaremos un modesto comentario de otra de las grandes novelas de este escritor ruso, “Crimen y castigo”, un ensayo filosófico e impactante de la psicología humana. La característica más significativa de esta novela es la penetración intensa en la personalidad de los protagonistas y sus trastornos emocionales.

La obra se publicó en 1865, cuando Fiódor se encontraba en precaria situación económica debida a su afición por el juego y debió vender muy baratos los derechos de la novela, que sin embargo resultó un éxito rotundo.

“El argumento de Crimen y Castigo se desenvuelve en el curso de solo una semana, Dostoievski con su forma de plantear las crisis externas de los complejos procesos internos del ser humano, no se ajusta al tiempo clásico de las novelas realistas” (Rosa María Phillips, Crimen y castigo, Introducción. Porrúa, 2020).

La novela presenta un texto interesante en su gramática, utiliza el manejo de la polisemia, diferentes palabras que tienen el mismo significado y en la publicación en ruso, expertos han referido que utiliza un doble sentido en el nombre de los protagonistas de la historia, detalle que se ha perdido en las traducciones (https://es.org/wiki/Crimen_y_castigo).

En “Crimen y castigo” el personaje central, Rodión Ramanovich Raskolnikov, joven de veinticuatro años, estudiante fracasado, vive miserablemente en la gran ciudad de San Petersburgo, sufre manifestaciones conductuales de grandeza, siente que su destino es lograr hazañas de superioridad, pero considera que su extrema pobreza se lo impide.

Esa idea delirante lo atormenta, cree que para lograr grandes metas es justificable cometer cualquier atrocidad, incluso por el asesinato de una persona que se considere innoble puede obtenerse perdón, porque fue ejecutado por perseguir un objetivo superior. Rodión se considera una persona suprema y que aun cometiendo un asesinato contribuiría para lograr algún beneficio para la humanidad, entonces asesina a una cruel anciana usurera que le ha prestado dinero para que sobreviva, pero a intereses muy altos.

Esta subyugante novela, a lo largo de su trama, deja delineado el planteamiento ¿hay crimen sin castigo?, interrogante que envuelve a la obra como un ensayo filosófico de la interacción del individuo con la moral de la sociedad ortodoxa que lo rodea.

Esta novela toma giros apasionantes con dilemas qué resolver que mantienen al lector bajo el impacto de la continua expectativa. Después del asesinato, Rodión entra en un estado delirante, con pensamientos tormentosos que lo enfrentan a la perturbación creada por su convicción de no ser culpable, pues la vieja usurera lo merecía y, por otro lado, la presión moral de su madre, hermana y la sociedad que se ha enterado del crimen.

Sonia Semenovna, prostituta, dulce criatura de diez y ocho años, conoce a Odión a través de Marméladov, su padre, un alcohólico que Odión conoce en una taberna, los dos jóvenes se enamoran, convirtiéndose ella en un pilar férreo en el levantamiento emocional del Odión. Sonia será la guía hacia su reivindicación.

Rodión no siente culpabilidad, pero después del crimen emite destellos inmediatos en busca y espera del castigo, estado de ánimo para el que busca paz en la confesión, costumbre religiosa arraigada en la sociedad de la época. La comparecencia de Rodión ante el juez, le desencadena gran inquietud, angustia, irritabilidad, que ciertamente lo delatan.

Esta conducta del presunto asesino, a los lectores les hace deducir que su deseo real siempre fue ser condenado al castigo, lo que se cumple y es llevado a prisión ocho años en Siberia, donde será acompañado por Sonia, su leal compañera.

La obra de Dostoievski es un gran planteamiento de los desequilibrios morales e intelectuales que puede albergar el subconsciente, los cambios súbitos de pensamientos, sentimientos delirantes, desvaríos humanos para justificar sus culpas.

En el desarrollo de la trama, Dostoievski muestra, más que sutilmente, la situación cultural, política y religiosa de la Rusia zarista de la mitad del siglo XIX en que la figura de la “servitud religiosa”, era notable entre los fieles.

Marcel Proust, escritor francés (1871-1922) autor de la exitosa novela “En busca del tiempo perdido”, toda su obra es una narrativa en forma de monólogo interior, en la que manifestó siempre su don de análisis de los dilemas de la existencia humana. Proust afirmaba “todas las obras de Dostoievski giran al rededor de dos argumentos, la transgresión de las leyes morales y sociales y el sometimiento posterior e inevitable a dichas leyes”. En Crimen y Castigo, Dostoievski recurre a la narrativa en que los personajes se expresan sin la intervención del narrador, es decir, esta novela fue concebida como un monólogo interior que permite al lector participar en los íntimos sentimientos del escritor.

En Crimen y Castigo “es donde el ciclo de la felonía al arrepentimiento es expresado en la forma más perfecta” (Rosa María Phillips).

En este artículo hemos diseñado una crónica personal, modesta del argumento y desenlace, en sus páginas la novela es un análisis penetrante y revelador de los introyectos de la psicología de la persona. Dostoievski fue precursor del análisis y comprensión de la naturaleza emocional y sus alcances en la vida cotidiana del ser humano.

Crimen y castigo es la novela perfecta.

hsilva_mendoza@hotmail.com

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