“La prepa Juárez”

Los xalapeños que hemos tenido la fortuna de ser alumnos de esta honorable institución guardamos recuerdos imborrables, tanto por los maestros insignes como por diversos sucesos sociales, deportivos y culturales que son célebres.

La generación de 1956-57 tuvo, entre otras muchas experiencias el haber sido alumnos de un personaje, el Licenciado Librado Basilio, era director del plantel en esa época. Actualmente la Valiosa biblioteca histórica de nuestra preparatoria honra al maestro llevando su nombre.

De los diferentes sucesos clásicos del Colegio destacan los bailes de bachilleres, la culminación de los estudios preparatorianos. El próximo 29 de octubre de 2021, se cumplen sesenta y cuatro años de que los bachilleres nos reunimos para analizar el estado de la organización del baile que sería un mes después, todo estaba listo.

Las mesas directivas de alumnos iniciaban preparativos desde el inicio de bachillerato, procurándose apoyo económico, empezando con sus cuotas, juegos de basquet y volibol, de casas comerciales, tertulias estudiantiles, los famosos “huesos”, populares bailes en casa de algún estudiante, se consumían solo refrescos y bocadillos, la música provenía de aquellos grandes discos de 33 1/3 revoluciones. El costo de entrada era de dos pesos, la cantidad de estudiantes era promedio cincuenta y se efectuaban cada fin de semana.

La mesa directiva estudiantil de mi generación colectó suficientes fondos para la organización del evento, la Universidad Veracruzana patrocinó las dos orquestas que amenizaron el baile.

En Asambleas de alumnos de todos los grupos se decidían pormenores del Gran Baile. Un punto importante era la decisión de la orquesta de la ciudad de México que amenizaría el esperado evento en inolvidables mano a mano con la orquesta local de Manolo Vicuña.

Las mujeres tenían reuniones privadas para elegir el vestuario que lucirían esa noche especial. Se acercaba la fecha, la ansiedad e ilusión crecían, el gran día llegaba por fin.

La noche del baile de la generación 1956-57, fue el viernes 29 de noviembre de 1957, ya tan lejana como inolvidable. La cita fue a las nueve de la noche.

En la planta baja del plantel se acomodaron los bachilleres y estudiantes con sus familias alrededor de mesas cubiertas con manteles blancos, adornadas con un gran moño azul. El segundo piso, que da a la entrada principal y el tercero se llenaban poco a poco por jóvenes de otras escuelas con sus familias y público en general.

Algarabía por doquier.

A las once de la noche, bajo la coordinación de los prefectos y compañeros de la mesa directiva las parejas de bachilleres se alinearon por orden alfabético del apellido de la damita, todos tan disciplinados como nerviosos.

En las jovencitas el culto a la belleza era importante, cabellos con peinado de salón fijados con laca, maquillaje estilo estrellas de Hollywood. Ataviadas con vaporoso vestido de noche de color blanco, que forzaba el talle para crear “cintura de avispa” que todas lograban, los hombros de encaje y redondeados, la falda de amplio vuelo siempre debajo de la rodilla, los zapatos puntiagudos con “medio tacón”. Estaban radiantes.

Los jóvenes con traje negro o gris “grano de pólvora”, recién adquirido por reciente confección o préstamo de algún pariente de talla similar. El saco largo, con solapas anchas, en la mayoría cruzado de seis botones, corbata de diversos colores y algunos con la “de moño” herencia de algún ancestro, pantalón con pliegues, ancho arriba, estrecho abajo y con dobladillo. Todos irradiaban alegría y juventud, la emoción embargaba a bachilleres, maestros, familiares y alumnos. La Prepa estaba “a reventar”.

Llegó el momento estelar, el descenso de los jóvenes bachilleres por la amada escalinata interior del Colegio Preparatorio de Xalapa, cuyo diseño es obra del arquitecto Javier Corral quien se inspiró en la belleza del palacio hindú Taj Falaknuma. Al bajar con lenta parsimonia, en los hombres afloraba una sonrisa permanente y en las damitas también lágrimas.

Las trompetas jubilosas de “La marcha triunfal” de Verdi, daban al ambiente aire solemne, incidiendo profundamente en nuestras almas juveniles. Al llegar los bachilleres a la planta baja, la ovación fue intensa, larga, inolvidable. Enseguida los brindis con sidra, escuchándose el “tin” de múltiples copas, a las doce de la noche.

La orquesta de Manolo Vicuña, extraordinario trompetista xalapeño, siempre presente en esos festejos, hizo bailar a los asistentes desde la interpretación de su “rúbrica” la melodía norteamericana “Polvo de estrellas”.

Al finalizar la primera “tanda”, el maestro de ceremonias, joven alumno integrante de la Mesa directiva, anunció a la famosa Orquesta de Juan García Medeles, que interpretó melodías de moda, como “Cantando bajo la lluvia”, “Míster Sadman”, “Lisboa antigua” que desde aquella nuestra última noche como alumnos del Colegio Preparatorio de Xalapa quedaron grabadas en nuestros corazones.

Los filarmónicos nos hicieron bailar con las bellas damas bachilleres que esa noche disfrutaban con emoción genuina momentos que no olvidarían. Al compás de aquellas melodías bailamos con nuestras novias estrechándolas muy de cerca, charlamos con compañeros de varios años, con la emoción de que con muchos nunca nos volveríamos a ver, como ha sucedido.

La noche terminó, luces del día treinta de noviembre encendieron las despedidas, las luces se apagaron y todo acabó. Cinco años de estudios en las aulas del célebre edificio, tres de secundaria y dos de bachillerato, habían concluido, la noche quedó atrás y con ella nuestra juventud juglar de decisiones impetuosas, nacidas de la libertad que empezábamos a exigir.

 

Hoy aquellos bachilleres del 57, cursamos la época septuagenaria de nuestra vida, muchos jovencitos radiantes de aquella noche se han ido para siempre, otros somos venerables abuelos y la profesión que aquella noche apenas vislumbrábamos ha sido una gran experiencia, disfrutada cada día con renovada ilusión y algunos chamacos de entonces, hoy se han retirado al calor del hogar y la familia.

Baile de bachilleres de la Preparatoria de Xalapa lo recordamos con nostalgia, han pasado sesenta y cuatro años y en nuestro corazón, “parece que fue ayer.”

hsilva_mendoza@hotmail.com

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