En el marco de la celebración de la independencia de México, consecuencia de un proceso político y social resuelto con las armas hace más de doscientos años, y que puso fin al dominio español en la mayor parte de los territorios de Nueva España, el gobierno de la república y sus similares en los estados y municipios, se alistan a celebrar la tradicional noche del “Grito”, por segundo año consecutivo, en medio de estrictas restricciones y medidas sanitarias en todo el país por la presencia de la pandemia provocada por del Sars-Cov-2.
Esta fecha, marcó el inicio de guerra por la independencia en septiembre de 1810, misma que se consumó a la entrada triunfal del Ejército Trigarante a la capital del país once años después, un 27 de septiembre de 1821.
El movimiento independentista de México se enmarca en las revoluciones liberales de la época, provocando que una élite ilustrada reflexionara sobre las relaciones con la España peninsular, los cambios de la estructura social y política generados por las reformas borbónicas y la profunda crisis económica que prevalecía en la Nueva España.
En 1810, se gestó una conspiración en Querétaro, y los insurrectos al verse descubiertos decidieron tomar las armas el 16 de septiembre convocando a indígenas y campesinos del pueblo de Dolores, hoy estado de Guanajuato, por el cura Miguel Hidalgo y Costilla a tomar las armas.
Esa es la fecha que marca el proceso para que la Nueva España lograra su independencia de la España peninsular, misma que se consolido con la firma de los Tratados de Córdoba hace 200 años.
Fue Porfirio Díaz, quien instauró, durante su gobierno, los festejos de “El Grito de Independencia” y en la era moderna esta celebración se continuó cada año con manifestaciones y fiestas populares en las que los gobernantes en turno, de los tres niveles de gobierno, emulan la convocatoria hecha por el cura Hidalgo, tañendo replicas de la campana de Dolores diseminadas por todo el territorio nacional y lanzando las proclamas y arengas alusivas a los héroes de la independencia.
El festejo que se vive en estas fechas, se extiende a todas las representaciones diplomáticas y consulares de México en el mundo, y son marcadas en su punto culminante con el desfile militar que normalmente tiene verificativo en las plazas principales del país.