7 de cada 10 personas padecen síntomas incluso meses después de haberse aliviado de coronavirus: el COVID-19 prolongado sigue extendiéndose en todo el mundo.

La mayoría de personas que superan la infección por coronavirus tienen secuelas incluso 5 meses después de haber caído enfermas. A un año de iniciada la pandemia, a este síndrome se le conoce como COVID-19-prolongado. Con cada vez más casos similares, la comunidad médica internacional busca soluciones más efectivas a esta problemática extendida en todo el mundo.

Un obstáculo para continuar con la vida

COVID-19 prolongado

Según un nuevo estudio de la Universidad de Leicester, la mayor parte de los sobrevivientes de coronavirus presentan síntomas de ligeros a graves incluso meses después de haber superado la enfermedad. Esto quiere decir que presentaron malestares a nivel físico y mental semanas después de recibir el alta.

Estos síntomas obstaculizan su capacidad de hacer su vida normal. En los casos más severos, realizar tareas cotidianas —como caminar, barrer o limpiar la casa—  se vuelven notablemente más complicado. Estas cifras se obtuvieron en el Reino Unido tras el término del estudio PHOSP-COVID, realizado por la misma institución.

No sólo eso. La cifra que verdaderamente alarmó a los científicos está relacionada con cuántas personas enfermas que, en apariencia superaron la enfermedad, presentan este tipo de síntomas: 7 de cada 10 pacientes —es decir, el 70 % de la población considerada en la muestra— demostró tener COVID-19 prolongado.

¿Qué síntomas persisten con el COVID-19 prolongado?

COVID-19 prolongado

Los pacientes analizados mostraron tener 9 síntomas persistentes de la totalidad de signos que se presentan al contraer COVID-19. Entre ellos, destacan los siguientes:

  • Fatiga y cefalea poderosa
  • Dolor muscular e hinchazón en las articulaciones
  • Ralentización física y debilidad en las extremidades
  • Incapacidad de descansar durante las horas de sueño
  • Dificultad para respirar
  • Pérdida de la memoria a corto plazo

La muestra de pacientes también se sometió a pruebas mentales. Resultó ser que el 25 % de los pacientes analizados tenían síntomas de ansiedad, depresión y trastorno de estrés post-traumático, tras un seguimiento de 5 meses.

Estos síntomas no sólo están relacionados a su enfermedad, sino con las consecuencias sociales que el aislamiento tiene en las personas. Cerca del 20 % de ellos experimentó un cambio relacionado con la salud en su estado ocupacional.

La niebla mental se presentó con mayor recurrencia en varones. Muchos de ellos, además, demostraron una ralentización en sus procesos cognitivos básicos, así como un impacto negativo en su calidad de vida. 

A pesar de que el estudio continuo de la trayectoria de recuperación de estas personas arroja información sustancial con respecto al COVID-19 prolongado, es necesario profundizar en las verdaderas casualidades que conducen a este fenómeno social y epidemiológico. Las investigaciones, por tanto, siguen en operación.

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