En México comenzó la vacunación contra la covid-19 en mujeres embarazadas, luego que la evidencia científica demostrara que este grupo de la población corre el riesgo de padecer hasta cinco veces más la enfermedad de forma grave y de ser hospitalizada, en comparación con la población general. Aquí te presentamos todo lo que sabe, hasta la fecha, acerca de los efectos de la inoculación durante la edad gestacional.
Desde que el Plan Nacional de Vacunación dio inicio en nuestro país, el 25 de diciembre del año pasado, se ha inmunizado al 7.4% de la población mexicana. Esta iniciativa ha priorizado la atención de sectores vulnerables con mayor probabilidad de padecer covid-19 grave, como es el caso de adultos mayores, personal médico y docentes.
A este grupo se sumaron las mujeres embarazadas. Cuando comenzó la pandemia eran muy pocos los datos en torno a qué efectos podría ocasionarles la infección por el nuevo coronavirus a las madres y a los recién nacidos. En la actualidad, un estudio de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, demostró que el nuevo coronavirus podría alterar el curso normal del proceso prenatal, anticipando el trabajo de parto con complicaciones inherentes.
Los autores de la investigación expresaron que tenían como objetivo exponer los peligros a los que se enfrentaban las embarazadas, por lo que debían de ser incluidas en los planes de vacunación más próximos.
El reto al que se enfrentaron los inmunólogos fue el de reconocer cuáles tratamientos preventivos eran seguros para la salud de las mujeres embarazadas, luego que por lo general no se toma en cuenta a este sector de la población durante los ensayos clínicos de las vacunas y medicamentos por su seguridad.
Un grupo de la Universidad de Massachusetts, en Boston, analizó los efectos que producían las vacunas de Pfizer y Moderna, ambos biológicos, basados en la metodología de ARN mensajero (ARNm), en 131 mujeres; 84 en período de gestación, 31 de ellas amamantaban al bebé y el resto no lo hacía.
Foto: Archivo El Universal
Las participantes fueron inoculadas con la vacuna principal y la de refuerzo, primera y segunda dosis. En ambas ocasiones fueron sometidas a una extracción de sangre para calcular el número de anticuerpos que habían desarrollado. La prueba serológica se repitió, por tercera ocasión, seis meses después de la inmunización completa.
Los resultados, publicados en “American Journal of Obstetrics and Gynecology”, demostraron que las mujeres, tanto embarazadas como en período de lactancia, desarrollaron una “inmunidad sólida”, que fue en aumento después de la aplicación de la segunda dosis.
Otros de los hallazgos probó que la respuesta inmunitaria de las mujeres embarazadas vacunadas era significativamente mayor, en comparación de las mujeres positivas al virus del SARS-CoV-2, que habían desarrollado anticuerpos frente a la infección natural.
Foto: EFE/ Sáshenka Gutiérrez
Entre las observaciones más relevantes de la investigación fue que las madres tuvieron la capacidad de proporcionar anticuerpos a sus bebés. Este fenómeno conocido como “inmunidad pasiva” puede ocurrir durante la enfermedad o la vacunación de la mujer embarazada.
De acuerdo con los autores del estudio, los anticuerpos de la madre son transmitidos al bebé mediante la placenta o la leche materna, dependiendo el caso, brindando protección a los neonatos frente a afecciones infecciosas. Los recién nacidos son propensos a enfermerse, constantemente, porque su sistema inmune está en ciernes de madurar.
Foto: EFE/Sáshenka Gutiérrez, archivo
Los anticuerpos heredados fueron detectados a través de un análisis serológico, de los restos de sangre tomados del cordón umbilical. De la misma manera, los especialistas analizaron la lecha materna, misma que presentó niveles altos de estas sustancias, sumándose como unas de las vías de transmisión para el recién nacido más efectivas.
Los estudiosos destacaron la importancia de la aplicación de las dos dosis, ya que los estudios de sangre del cordón umbilical mostraron que la vacuna de refuerzo es esencial para maximizar la inmunidad pasiva del bebé.
Los expertos llegaron a esta conclusión, después de identificar que los niveles más bajos de anticuerpos provinieron de una mujer que dio a luz, antes de la administración de la dosis de refuerzo.
En este contexto, los autores del trabajo estimaron que, pese a que las mujeres embarazadas ya están siendo incluidas en la vacunación mundial, aún falta mucho por investigar. Por ejemplo, conocer cuál es el momento más oportuno, durante la edad gestacional, para inmunizar a este grupo de la población.