La osteoporosis, “enfermedad esquelética sistémica caracterizada por baja masa y deterioro de la micro arquitectura ósea, causa fragilidad de los huesos con aumento del riesgo de fracturas” (OMS,1994) .

Aparece con el curso de la edad, prevalece en mujeres posmenopáusicas, pero con el paso de las décadas la brecha entre sexos disminuye al aumentar la longevidad. La disminución de la fortaleza ósea se relaciona con muchos factores además de la densidad mineral ósea (DMO), incluidas las tasas de formación y reabsorción ósea (recambio), la geometría ósea (tamaño y forma del hueso) y la microarquitectura, las trabéculas que dan sostén al tejido óseo.

“La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido umbrales de diagnóstico para la baja masa ósea y la osteoporosis en función de las mediciones de la DMO en comparación con una población de referencia de adultos jóvenes, mediante la puntaje T”.

Las mujeres posmenopáusicas con osteoporosis tienen pérdida ósea por deficiencia de estrógenos y edad. La evaluación inicial incluye historia para evaluar los factores de riesgo de fractura y para evaluar otras condiciones que contribuyen a la pérdida ósea, detenido examen físico y pruebas de laboratorio básicas. Paciente, femenino o masculino, con hallazgos iniciales anormales pueden requerir pruebas adicionales para detectar causas potencialmente reversibles de osteoporosis.

El bajo puntaje Z de DMO hace la comparación por edad, identifican personas que requieren una evaluación adicional para detectar causas secundarias de osteoporosis (Harold Rosen, profesor escuela de medicina Universidad de Harvard, UpToDate dic 2021.).

La osteoporosis causa fracturas en 30 a 40 % de personas de 60 años o más. Con la aparición de los bifosfonatos (1960) para su tratamiento, la frecuencia de fracturas ha disminuido. Estos fármacos son potentes inhibidores de la reabsorción ósea, que es la destrucción del hueso seguida cíclicamente por la formación de nuevo tejido, es un proceso de remodelación. Los bifosfonatos bloquean la destrucción del hueso maduro.

El uso de estos medicamentos se extendió en el mundo con buenos resultados, pero todo cambia y en esto no podía fallar. Estudios recientes reportaron la aparición de una mutación en el gen GGPS1, que es causa de gran susceptibilidad del fémur a sufrir fracturas en personas tratadas con bifosfonatos, (Schilcher J. New Engl. J. of Med. Mayo 05, 2011), (Roca Ayahs N. New Engl J of Med. Mayo 04, 2017).

El Dr. Schilcher dice: “la disminución de la remodelación ósea con bifosfonatos “congela” al esqueleto, acumulándose micro fisuras dando lugar a una fatiga ósea, llamándose también fracturas por estrés, evolucionando lentamente de fisuras a grietas”. Estas fracturas ocurren en sitios con estrés de alta tensión como el fémur en su tercio proximal (“cabeza del fémur”), y cadera, ahí se producen fracturas atípicas por caídas leves y, a veces, espontáneas asociadas a bifosfonatos, que pueden ser fatales en personas de tercera edad.

Son más frecuentes este tipo de fracturas en personas con tratamiento con bifosfonatos que además toman omeprazol y similares por trastornos de hiperacidez gástrica o los asocian con derivados de cortisona, como diversos antiinflamatorios de venta libre, sobre todo cuando los toman juntos las mujeres menopáusicas, costumbre frecuente en nuestro medio, por abuso de la automedicación.

Las enfermedades cambian, la terapéutica también. Las mutaciones genéticas y las decisiones de asociación de fármacos, son procesos ligados y exigentes de amplio conocimiento de ambos problemas para tomar la medida oportuna, eficaz e inocua. Gran responsabilidad para el médico, aunque conozca el tema, porque los cambios de criterio son tan frecuentes, como relevantes.

Ofrezco amable lector, con la venia de “Acrópolis”, una serie de artículos sobre osteoporosis, la elevada frecuencia de diagnósticos ignorados, pero ya graves, cuando hacen su presentación clínica y la necesidad de pensar en este padecimiento, en las mujeres cuando tiene su última menstruación y en los hombres, generalmente a partir de los sesenta años de edad.

Ilustraremos acerca de los puntajes T y Z, la meticulosidad que exige el diagnóstico y recursos terapéuticos, actualmente complejos por el elevado ofrecimiento de “medicamentos milagrosos”.

Espero, nos distinga con su atención, en este propósito de “Acrópolis” de apoyar en el conocimiento de este problema real de salud en la tercera edad, pero también en edades más tempranas, como causa de otras enfermedades predisponentes. Estamos en espera de su distinguida atención.

hsilva_mendoza@hotmail.com

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