Declaró ayer el gobernador Cuitláhuac García Jiménez que la liberación de José
Manuel del Río Virgen no fue un fracaso. Tiene toda la razón. Fue un triunfo de
la justicia.

Como lo hubiera sido también si la Fiscalía General del Estado hubiera aportado
pruebas fehacientes en su contra y los tribunales de todas las instancias lo
hubieran declarado culpable.

Se escuchó bien decir también que está al lado de las víctimas. Qué grave sería
si como primera autoridad del estado no fuera así. El pero es que él decida
quién es la víctima y quien el victimario y no deje decidirlo a quien
corresponde: el juzgador.

“No, para nada es un fracaso estar de lado de la víctima, investigar un
homicidio. ¿Es un fracaso dar con los presuntos responsables?” En ninguno de
los casos la respuesta es sí.

Es un deber legal, ético, de sentido humano solidarizarse con cualquier víctima.
Es una obligación de la autoridad investigar un homicidio y dar con los
responsables, a secas, quitándole el adjetivo presuntos.

“Nosotros siempre vamos a estar del lado de las víctimas… No habrá impunidad
para este caso; siguen las investigaciones y se dará con todos los responsables
en cualquier grado de participación que hayan tenido”.

Excelente. Eso es lo que deseamos, lo que queremos todos los veracruzanos, y
no solo en el caso de Remigio Tovar (“René” Tovar, dijo él) sino en el de todas
las víctimas de la violencia y la inseguridad que saturan los panteones legales y
clandestinos, las morgues judiciales y que tienen el territorio estatal bañado en
sangre.

Oootra vez AMLO sale a apuntalarlo

A la par de su declaración, ayer, una vez más, el presidente Andrés Manuel
López Obrador salió a darle un espaldarazo público, pero sin abundar en
argumentos.

Cuando le tocaron el tema en su conferencia mañanera fue breve y escueto: “Le
tenemos confianza al gobernador de Veracruz, no es como los otros, él es
incapaz de fabricar delitos para castigar a adversarios”. Eso. Solo eso.

Pero tampoco, siendo el hombre más y mejor informado del país, dijo que José
Manuel del Río Virgen fuera culpable ni se lanzó contra el juez federal y los
magistrados que lo declararon inocente, que lo exoneraron (declararon la
ausencia de responsabilidad) aunque la fiscal general del Estado Verónica
Hernández Giadáns diga que no.

Quedémonos en que el gobernador es incapaz de fabricar delitos. Aceptemos
que es cierto. Otorguémosle al presidente el beneficio de la duda y al
gobernador la presunción de inocencia.

No ha fabricado delitos, ha facilitado que otros los creen
Creo, es mi opinión personal, que Cuitláhuac García Jiménez ciertamente no ha
fabricado delitos, aunque, por ejemplo, en el caso del tan traído y llevado delito
de ultrajes a la autoridad, facilitó un instrumento legal para que otros los
crearan.

Tan es cierto que tuvieron que dejar en libertad a seis jóvenes porque se
demostró con pruebas, ahí sí, que eran inocentes y que la Fiscalía les había
fabricado un delito que había sido convalidado por uno de tantos jueces venales
que son una vergüenza para el sistema judicial de Veracruz.

Era un instrumento que violaba garantías, que tenía un carácter gravemente
represivo que lo tuvo que echar abajo la propia Suprema Corte de Justicia de la
Nación.

Su problema es que se asume como fiscal
Pero dando por cierto que el gobernador, en forma directa, personal, no es
capaz de fabricar delitos, entonces su problema, su grave problema, es asumir
una función que no le corresponde y entonces sustituir a la responsable y
asumir él la responsabilidad.

Porque en todo lo que lleva como gobernador ha asumido también el papel de
fiscal, olvidándosele que la Fiscalía es autónoma y que quien debe responder
por los aciertos, pero también por los errores o las omisiones, o por las dos
cosas, es su titular.

En lugar de dejar que la señora Hernández Giadáns asuma su responsabilidad y
responda por ella, no solo la sustituye sino que todavía sale a justificarla y a
defenderla e incluso se suma a su mala argumentación, según entiendo.

El viernes pasado, la fiscal dijo que la decisión de los magistrados, que
confirmaron la sentencia dictada por un juez federal que declaró inocente a Del
Río Virgen, no lo exonera del señalamiento que le hizo la dependencia a su
cargo. Aunque fue muy vaga en su argumentación de defensa y

autojustificación, dejó la idea de que intentarían insistir en ir contra el
secretario técnico de la Jucopo del Senado, al menos así lo interpretaron los
aplaudidores oficiales.

En forma lamentable, el gobernador se colgó ayer de lo mismo e incluso hizo
exhibir un video de la Fiscalía “en el que Verónica Hernández Giadáns afirma
que José Manuel del Río Virgen todavía puede ser sometido a proceso al no
haber sido exonerado, si no que tan sólo llevará su proceso legal por ahora en
libertad”.

Ignoran el artículo 23 constitucional
Mal, según mi punto de vista, porque el artículo 23 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos dice claramente que “Ningún juicio criminal
deberá tener más de tres instancias” y que: “Nadie puede ser juzgado dos veces
por el mismo delito, ya sea que en el juicio se le absuelva o se le condene”.
El Estado, pues, está impedido constitucionalmente para juzgar a una persona
dos veces por los mismos hechos delictivos.

Pienso que el respaldo que le dio ayer el presidente debiera ser la mejor ocasión
para que el gobernador García Jiménez se deslindara por completo, al menos en
forma pública, de la fiscal y que se alejara en forma definitiva de la tentación de
seguir sustituyéndola, decidiendo desde el palacio de gobierno lo que se debe
decir en el edificio de la Fiscalía General del Estado, incluso dejando de ser el
vocero de ese organismo supuestamente autónomo.

Porque los problemas por la falta de aplicación de justicia, o de una mala
aplicación de justicia, no se han terminado con la liberación de los seis jóvenes
detenidos por el delito de ultrajes a la autoridad ni con la liberación de José
Manuel del Río Virgen. Vienen más, que incluso pueden contaminarse
políticamente si no se deslindan claramente los campos y facultades.
Monreal advierte: viene por más

En un artículo que publicó ayer en El Universal el senador Ricardo Monreal,
presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, anunció que va
ahora por lograr la libertad de quienes todavía están detenidos acusados del
delito de ultrajes a la autoridad

Aparte de comentar en forma amplia el caso de Del Río Virgen, dijo que: “La
gravedad de lo que pasa en Veracruz nos exige dar seguimiento a la gran
cantidad de personas encarceladas simplemente para cumplir una cuota de
arrestos o para enmascarar la impunidad que campea en el estado”.

Anunció entonces: “Uno de los siguientes pasos deberá ser precisamente
corroborar que a quienes se procesó por el otrora delito de ultrajes a la
autoridad recuperen su libertad, además de seguir luchando para que la justicia
en la entidad sea la norma y no la excepción. Por eso, nos daremos a la tarea de
apoyar y asesorar legalmente a cientos de inocentes, para intentar que recobren
la libertad que les fue arrebatada de manera injusta”.

Está convertido en un justiciero
Sobre aviso no hay engaño, dice un dicho. Monreal ya incursionó e incursiona
en Veracruz con éxito. No solo es exgobernador, ha sido tres veces diputado
federal y tres veces senador, es académico y doctor en Derecho. No es ni será un
hueso fácil de roer. Y ahora está convertido en un justiciero en el estado.

Se va a aplicar además porque ya se dio cuenta que la procuración y la
impartición de justicia cojean en Veracruz y puede continuar con su cadena de
triunfos legales que, quiérase o no, le redituará en su proyecto político como
aspirante a la candidatura de Morena a la presidencia.

Quién sabe si en palacio de gobierno ya repararon en que hasta antes de que
cometieran el grave error de apretar con el delito de ultrajes a la autoridad y
cometieran injusticias, Monreal era prácticamente un desconocido en Veracruz.
Pero le dieron bandera política, que por ningún motivo va a querer dejar porque
contiene el cuarto padrón electoral más grande del país.

Si el gobernador no marca distancia de la Fiscalía, entonces se verá envuelto en
la vorágine que viene, y quién sabe qué tanto más esté dispuesto el presidente a
continuar metiendo la mano por él.

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