La información histórica acerca del médico precortesiano en nuestro país genera gran interés por el conjunto de atributos que esta figura reunía, sin duda fue un personaje importante en su comunidad.

La teocracia de la cultura mexicana fue un factor poderoso en el moldeamiento de la evolución sociocultural del Ticitl (médico), concepto distante del curandero clásico, pues se trataba de un ciudadano con una investidura de carácter sacerdotal.

El médico era cirujano consumado (Ticitl-Texoxotla), con profundo entendimiento de las causas de enfermedad, influenciado por un politeísmo inocente mediante el cual intentaba explicarse los trastornos fisiológicos de los enfermos.

Don Francisco del Paso y Troncoso ensalza, igual que otras crónicas europeas, los conocimientos del Ticitl del altiplano y lo describe así:

“Es entendido y buen conocedor de las propiedades de yerbas, plantas, árboles y raíces… sabe bien curar a los enfermos… casi vuélvelos de muerte a vida… también tiene por puntos… curar bien las llagas, la gota, el mal de los ojos y cortar la carnaza de ellos…” (Anales del Museo Nacional de México, 1886).

Alfredo López Austin dice de él lo siguiente: “El Ticitl poseía un amplio y detallado conocimiento de las virtudes y efectos de los diversos elementos curativos con que contaba y los secretos de su empleo (1968).

En Historia General de la Medicina en México antiguo, Viesca agrega: en la sociedad mexica, eminentemente conquistadora, era frecuente y además muy apreciada la práctica de la medicina de guerra, pues los Titici (plural de Ticitl) eran expertos en reponer orejas y narices perdidas (Dr. Carlos Viesca.1993).

Asimismo, Francisco Flores sugiere en Historia de la Medicina en México (Secretaria de Fomento, 1886-88) que el Ticitl lograba este título sólo después de presentar un examen de conocimientos médicos ante un jurado establecido, el cual dictaminaba quién era apto para ejercer.

Este dato no ha sido confirmado en fuentes históricas antiguas y no es aceptado por algunos investigadores, como Don Carlos Viesca. El maestro Francisco Flores también menciona que el Ticitl torpe y mal preparado era sacrificado, aunque cronistas como Sahagún y Torquemada subrayan que esta medida sólo se aplicaba cuando el fracaso del tratamiento era atribuido a la magia maligna.

En diversos documentos históricos guardados en el Archivo General de la Nación se encuentran datos de medicina Precortesiana del Oriente de Nuestro País, donde se asienta la actual ciudad de Xalapa y en la Relación de Xalapa, de Constantino Bravo de Lagunas, se hace referencia a los médicos indígenas de la región de Xallapan, a quienes se designa como Amantecas.

La Universidad Nacional Autónoma de México y la Academia Nacional de medicina, publicaron en 1984 una estupenda obra de dos tomos titulada “Historia General de la Medicina” en México, coordinada por el Dr. Francisco Martínez Cortés, es una fuente extraordinaria, donde puede el lector abrevar esta hermosa historia prehispánica.

El maestro José Luis Melgarejo Vivanco, en su “Historia de Veracruz” (SEC. Veracruz, 1992), relata que en la última etapa de la culturas prehispánicas, se delimitaban claramente el ejercicio del brujo y en médico. Ambos oficios eran ejercidos por hombres y mujeres, pero la atención de partos era exclusiva de éstas últimas. Existen indicios de la práctica definida de la osteología y odontología en aquellos habitantes prehispánicos del suelo totonaca. En la zona de Coatzacoalcos las mujeres se distinguían por su amplio conocimiento de la herbolaria, que utilizaban para curar de “malos humores”, llagas y diversas enfermedades más.

En Santiago Tuxtla, la influencia Popoloca en el ejercicio de la medicina fue importante, pues aun en la actualidad se ve al médico autóctono de avanzada edad, ejecutando rituales como antaño, en los que acostumbran arrojar siete granos de maíz negro a un recipiente con agua o vino y si caen parados, la curación se lleva a cabo pero si no es así no la efectúan, ya no tiene caso.

La imágenes que aquí presento son tomadas de las referencias citadas, muestran aspectos interesantes de nuestra medicina prehispánica, en ellos se aprecian Oxomoco y Cipactonal patrones de la medicina mexica ancestral, la ingesta de pulque solo por ancianos, la medicina mágica con diagnóstico con granos de maíz echados en agua, y la santería en medicina chupando el médico el sitio enfermo para extraer el mal.

El médico invocaba a diferentes dioses, ante las enfermedades que atendía. En Zempoálac el Dios Tlazolteótl era abogado de las parturientas y XipeTótec de quienes padecían enfermedades venéreas. En 1777, los Popolocas de Chacaltianguis usaban vino de palma para la menstruación retardada y curar la gonorrea.

El Archivo Municipal de Xalapa contiene documentos antiquísimos, cuya lectura es un deleite. En él existe una acta de cabildos, fechada el 29 de enero de 1799, donde se da fe de la llegada a esta ciudad del posiblemente primer médico autorizado para ejercer en la Villa de Xalapa, Don José Antonio Chávez Naveda.

En otra acta posterior se otorga la aceptación de los ediles para el desempeño de su profesión. En ella se detallan las características físicas del solicitante y el juicio aprobatorio, como protomédico. En esa época el alcalde de Xalapa era Don José Fernández de Castañeda, posiblemente el más antiguo munícipe de nuestra ciudad.

Conocer la historia de la medicina en México, en Xallapan y su entorno geográfico, es fascinante.

hsilva_mendoza@hotmail.com

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