*Entrega el Premio Estatal de la Mujer a Martha Gómez Atzin, representante de la cultura totonaca

Xalapa, Ver.- El gobernador Cuitláhuac García Jiménez y el Congreso local entregaron el Premio Estatal de la Mujer a Martha Soledad Gómez Atzin, integrante y directora del colectivo Mujeres de Humo que ha dado un lugar relevante a la cocina tradicional totonaca ante los ojos del mundo.

En sesión solemne de la LXVI Legislatura estatal, el mandatario afirmó que sobre todos los derechos exigidos y consagrados en la Carta Magna están los que deben ser restituidos a plenitud en los pueblos originarios para evitar una visión clasista; a la galardonada, dijo que las mujeres indígenas son grandes y son ejemplo, “y siempre las vamos a acompañar”.

Consideró imperante visibilizar la problemática que afronta la población femenina, no sólo la que recorre las calles de asfalto y cemento, sino la que camina descalza por veredas, a la que se le ha querido imponer la lejanía como sinónimo de abandono y que habla una lengua distinta al español.

En presencia de las titulares de la Mesa Directiva del Congreso y del Tribunal Superior de Justicia del Estado, diputada Cecilia Josefina Guevara Guembe y magistrada Isabel Inés Romero Cruz, la homenajeada reconoció que la humildad, el esfuerzo y el amar su cultura la ha llevado a incontables lugares representando a Veracruz.

“He conocido muchos recintos, pero es la primera vez que estoy en uno tan importante. Desde niña soñé con ser cocinera, han sido muchos años de trabajo para que nuestra cocina fuera reconocida y se logró”, manifestó al dedicar la medalla a sus ancestros, al colectivo y las nuevas generaciones.

Martha Soledad es también coordinadora de la Casa Escuela de la Cocina Tradicional Totonaca del Centro de las Artes Indígenas, donde atiende a todo aquel que desee conocer las milenarias preparaciones; fue nombrada Embajadora de México por la Secretaría de Relaciones Exteriores con motivo de promover la gastronomía en el extranjero.

Las Mujeres de Humo intercambian sus saberes con la finalidad de preservar los conocimientos del buen comer, partiendo de lo producido en el campo; tienen en mente que la cocina es un espacio sagrado para ofrendar a las deidades, convivir con otras mujeres y compartir sentimientos, además de recetas.

Se capacitan constantemente a través del diálogo con las abuelas, recuperan platillos y viajan por México y el mundo difundiendo la riqueza de su pueblo; varias veces al año imparten talleres sobre la cocina mexicana tradicional, inscrita en 2010 en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO.

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