Por Luis Gerardo Martínez García
Dos hechos han puesto en jaque lo políticamente correcto, según algunos.
El gobierno federal que encabeza la primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum, lleva menos de un mes y ya enfrenta su primer escándalo. Los más sorprendidos son los grupos férreos opositores a la Cuarta Transformación.
Esos grupos opositores que tienes gran responsabilidad del terrible caos en que dejaron a nuestro país, particularmente el PRI y el PAN. Esos que ya no tienen con quien pelear, quedó atrás su discurso cansado contra AMLO a quien no bajaron de dictador. Esos grupos que tienen entre sus filas a gente que solo busca la confrontación, hasta entre ellos mismos: Markos Cortés contra Felipe Calderón y, en su caso, Alejandro Alito Moreno Contra Manlio Fabio Beltrones.
Primer escándalo de Claudia Sheinbaum:
Este día 17 de octubre de 2024, en su mañanera señaló contundente: descarto que se planee una investigación particular en contra de Felipe Calderón Hinojosa, señalado por fraude electoral en el periodo 2006-2012.
Esto lo dijo en virtud de que el extitular de la Secretaría de Seguridad del gobierno de Felipe Calderón, Genaro García Luna, fuera sentenciado en Estados Unidos a 38 años de prisión por delitos relacionados con el narcotráfico y su supuesta alianza con el Cártel de Sinaloa.
“Lo que se requiera por parte de la Corte Penal Internacional, pero repito, nuestro interés como presidenta no es levantar una investigación particular contra Felipe Calderón”, afirmó Claudia Sheinbaum.
Esa declaración dejó perplejos a los prianistas que sólo esperaban escándalo, golpeteo y discursos de odio.
Primer escándalo de Rocío Nahle:
“Nos reservamos el derecho de admisión”, dijo a la prensa la gobernadora electa de Veracruz.
Esto, después de que Yunes Linares y Yunes Márquez hicieran un giño sin rubor a la Reforma al Poder Judicial a través de Adán Augusto López; ambos dejando entrever la posibilidad de migrar del PAN a MORENA por presuntos acuerdos. Ninguno de ellos han confirmado ni negado tal escenario.
Sin embargo, la señora Nahle ha fijado su postura de no incluir en las filas de MORENA a los Yunes; esos que la atacaron sin piedad durante la campaña, montándole campañas de desprestigio durante todo el proceso electoral buscando el triunfo del PRIAN en Veracruz. Su posicionamiento ha sido bastante claro, ser coherente con la Cuarta Transformación. Ellos hubiesen preferido el escándalo.
Ellos, los opositores, hubieran querido que tanto Sheinbaum como Nahle se agarraran a sombrerazos contra los personajes emblemáticos de la corrupción y la colusión de delitos; pero ¡oh, sorpresa! Los tiempos han cambiado: ambas mandatarias han actuado con inteligencia. Los escándalos son para aquellos que no son políticos pero si viven de la politiquería. Se tenía que decir, y se dijo.