Por Humberto Silva Mendoza
7 de noviembre de 2024.- En esta era que vivimos, se han diluido en el éter muchos sentimientos de los seres humanos, las manifestaciones interpersonales de solidaridad, compañerismo y apoyo mutuo son cada día son menos perceptibles. Las virtudes de la persona, que le dan a cada quien su esencia única, se pierde lentamente en aras de conseguir mayores beneficios materiales o notoriedad en su entorno, que satisfagan su ego endeble y su autoestima débil necesitada de halagos que la nutran.
Para salir de tal mediocridad, la sociedad clama por líderes genuinos en la academia de la ciencia, arte y literatura, y en los ámbitos empresarial y político, dirigentes naturales que actualmente no solo son una rareza, sino que están en peligro de perderse. Para evitar esa pérdida, vale hacer las siguientes consideraciones.
Los seres humanos deben aceptarse a sí mismos como una persona , y por ende, que piensa, reflexiona, actúa siempre igual con el mismo equilibrio, en todo lugar y tiempo, sabe sus limitaciones, acepta sus capacidades, las impulsa con devoción y energía, respeta a sus semejantes, apoya a quien demuestra capacidad y compromiso en su desempeño y sabe rodearse de personas que se comprometan con su misión, estén preparados para ejercerla y defender al grupo al que ahora pertenecen.
La prudencia y auténtica integridad moldean esa personalidad con ética virtuosa que le designa como persona humana, ser racional con voluntad propia, capaz de decidir y ejercer su conducta personal, con preclara dignidad.
Cuando a esa personalidad humana se agrega creatividad que lo impulsa a desarrollar nuevas ideas, defenderlas, enfrentar retos y alcanzar el éxito, entonces estaremos ante un líder natural, que no se ha inventado a sí mismo y sin que algún grupo o cofradía hayan retocado su imagen ni promovido sus logros, con premeditados intereses.
Las consideraciones que he expuesto, abrevadas de lecturas de filosofía y de análisis de la personalidad humana, llevan de la mano a pensar en quién podría encajar en estos conceptos, que diseñan a una persona ideal para ejercer un liderazgo genuino en nuestro entorno social, con valores morales de transparencia y honestidad.
He escrito hoy sin demora, con gusto, orgullo y sin alarde, inspirado en mi amigo, jurista académico, escritor y empresario que, desde cuna humilde que conocí de cerca en una época lejana, ha escalado con tesón la senda del éxito, que nunca ha sido capaz de detenerlo, porque mi querido amigo solo sabe ir para adelante.
Por todo lo que he escrito en esta página y mucho más que guardo en mi espíritu y corazón, felicito al personaje a quien me he referido en este escrito y que el día 4 de este mes de noviembre, celebró su cumple años.
Mi amigo, es el Doctor en derecho, doctor en filosofía en ciencias de la educación, don Carlos García Méndez, líder genuino, cofundador, director, Rector y alma de la Universidad de Xalapa, una de las mejores cunas del saber de nuestro querido México, a quien le deseo muchos años más de vida, paz interior, que ya disfruta, y armonía en su entorno, donde todos lo admiran y respetan.
¡Felicidades, Don Carlos!