Escribir acerca de “Don Quijote de la Mancha” es repetir lo dicho ya en alguna época, en el transcurso de 417 años que tiene de haber nacido “El ingenioso hidalgo”, Don Alonso Quijada (o quizá Quesada), el caballero andante, símbolo de valentía y perseverancia. Lo han escudriñado y comentado académicos de la lengua del mundo entero, por ello es un atrevimiento y osadía digna, quizá pecado, el aventurarse a escribir un comentario inédito de esa gran obra, siendo solo su lector emocionado en un tercio de ocasiones. Don Miguel de Unamuno, español, escritor, filósofo del sentido de la vida humana, ha dicho que Cervantes no creó al Quijote, sino que éste creó a Cervantes.
El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, de don Miguel de Cervantes Saavedra (1605-1615), es la obra que motiva a pasar de sus páginas a la vida misma, es la más famosa del mundo, sin embargo la vida de don Miguel no fue feliz, porque en su época, su obra fue aceptada como una caricatura de los caballeros andantes del medioevo.
No existen ya los dos tomos de la edición “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” con ilustraciones oníricas de Gustave Doré (Estrasburgo 1832-París 1883), publicada en 1949, por la Unión Tipográfica Editorial Hispanoamericana, de los que presento algunas imágenes. Belleza, escrita con esencia del castellano de aquella época, un tesoro, la que he disfrutado en un tercio de ocasiones.
Es una joya indiscutible, se editó basándose en la versión original de 1605, con apéndice aclaratorio de errores detectados debido a las diversas reediciones, a través de más de cuatro siglos y comentarios exquisitos de las partes escritas en castellano antiguo. “Don Quijote de la Mancha”, es un libro clásico.
Una cualidad toral de un libro clásico es la que los sentimientos y calidez del autor enriquecen el espíritu de los lectores, y El Quijote es el más clásico de la literatura española.
El concepto de clásico es impreciso, aunque definitorio en general. Charles Augustin Sainté-Beuve (Bolougne Francia, 1804-París 1869), autor del libro ¿Qué es un clásico” decía: “Para poder explicar lo que significa un clásico, recurrimos a las definiciones de los críticos y académicos de la lengua, pero son tan subjetivas, como la pretendida descripción. Un texto clásico debe enriquecer el espíritu humano, ser sensato, bello, sano, contemporáneo de todas las épocas y nos devuelva nuestros propios pensamientos, con riqueza y madurez. La obra de un escritor, siempre es reflejo de su vida”.
Don Quijote de la Mancha es un libro clásico y así lo conceptuó Pedro Salinas Serrano, poeta de la generación del 27, escritor, filólogo (Madrid, Esp,1891-Boston Mass, 1951).
Don Miguel de Cervantes Saavedra fue un escritor homodiegético, autor y protagonista de su obra lo que le imprimió sensibilidad humana, sentido filosófico y humorístico a la narrativa de la crisis existencial de su época. Es un relato en el que se muestran conocimientos científicos y culturales de su tiempo de la medicina española del siglo XVI.
Don Quijote hace gala de su conocimiento. Las aventuras del enjuto e ingenioso hidalgo y su fiel escudero siempre terminaban en serios descalabros, más duros para el cuerpo que para el elevado espíritu de Don Quijote. En la obra cervantina se tratan con igual interés males físicos y espirituales. Las heridas padecidas por Don Quijote a causa de su obsesiva idea de cumplir su misión son más de las que alguien podría soportar en la realidad. El caballero se crece ante obstáculos, su resistencia al castigo es heroica, apoyado por su escudero don Sancho Panza y Zancas largas.
Don Quijote y Sancho jamás recibieron lesiones graves, a pesar de las frecuentes riñas en que se vieron envueltos, es posible decir esto sin tomar en cuenta la gran cantidad de palos y pérdidas del sentido por contusión cerebral; sin embargo, los dos simpáticos aventureros corrieron menos suerte con sus costillas, pues en su enfrentamiento con los pastores Don Quijote sufrió hundimiento de varias costillas y tuvo síntomas inequívocos de contusión abdominal profunda.
Las acciones de Don Alonso Quijano y Don Quijote de la Mancha, las dos personalidades del protagonista, van de la lucidez a la locura y viceversa. Con gran capacidad analítica Cervantes subraya la monomanía del héroe tratando de diferenciarla de la demencia senil, don Quijote nunca fue pasivo, por el contrario, hiperactivo, impulsado siempre a la lucha por sus ideales. En otro pasaje, Don Quijote confunde los cueros de vino con un gigante enemigo de la princesa Micomicona, pero en realidad está dormido, viste sólo camisa y gorro de dormir, está soñando. La psicología tratada en la obra es fascinante.
De la genial mente del autor se obtiene clara concepción del tipo esquizoide: tendencia al autismo, predominio de pensamientos fantasiosos y desconexión del tiempo y espacio, es el tipo quijotesco.
Sancho permanece siempre en contacto con la realidad y el tiempo; participa de las alucinaciones de su amo por complacerlo. Don Quijote se mueve entre hiperestesia o hipoestesia, su sensibilidad es rígida, no se inmuta, esto lo lleva a luchar por modificar el mundo, según su manera de sentir. Sancho; realista, siempre consiente a su patrón.
La última enfermedad de Don Quijote fue una fiebre alta, quizá paludismo a los ojos de Cervantes y, antes de morir, renuncia a sus sueños andantes, dicta su testamento con su verdadero nombre: Alonso Quijano, porque recobra la lucidez, fenómeno frecuente en los últimos momentos de muchos enfermos mentales.
Los médicos son aludidos en diversos capítulos, en uno muy simpático, Sancho satiriza con mordacidad a los galenos cuando se elige como Gobernador de la Isla Barataria, donde el doctor Pedro Recio de Agüero, en su celoso afán de cuidar y controlar la gula del gordo escudero.
Sancho insiste en comer perdices asadas, el médico dice: “nuestro maestro Hipócrates, norte y luz de la medicina, en un aforismo dice: ‘omnis saturatio mala, perdices autem pessima’ (todo hartazgo es malo, pero de perdices pésimo)”, Sancho enfurece con el médico, por la dieta exigua para preservarlo de una indigestión, en el clímax de furia está a punto de pegarle en la cabeza con una silla. El glotón irredento expresa: “el tiempo es un mejor médico para curar todos los males”.
Además de innumerables aventuras, jocosas del Quijote y Sancho, esta obra contiene pensamientos grabados para siempre en el espíritu de los lectores a través de más de 400 años. Cómo olvidar las frases convertidas en refranes sabios: “Hay algunos que no conteniéndose en los límites de su ignorancia, suelen condenar con más rigor y menos justicia los trabajos ajenos”, o aquella que sentencia: “Amor y deseo son dos cosas diferentes; no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama”, o bien: “La envidia es la raíz de males infinitos y carcome las virtudes”.
Déjole una reflexión con una frase que es la realidad: “ Quien anda y lee mucho, conoce mucho, y sabe más”.
Placer para disfrutar en un aposento tranquilo es leer un libro clásico, hacerlo es un recreo genial que enriquece el pensamiento y adereza el sentimiento.
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