Si la clonación reproductiva humana se acepta como recurso habitual en la ciencia, entonces, un ser humano podrá definir a su antojo los caracteres genéticos de otro ser humano, ¡inaceptable! La interferencia en la naturaleza de una persona, hace impugnable totalmente a la clonación humana, porque este procedimiento logrará la reproducción de un ser idéntico a otro, poniendo en juicio y destruyendo la singularidad de cada persona, es agresión inmoral a la dignidad humana.

En 1993, el dr. Federico Mayor Zaragoza, director general de la UNESCO, integró el Comité Internacional de Bioética (CIB), único órgano de las Naciones Unidas que lleva a cabo una reflexión ética y biológica sobre las investigaciones científicas y sus aplicaciones en el ser humano, ofreciendo un foro de discusión único en el mundo, que permitirá la integración de normas reguladoras de los aspectos biomédicos, éticos y sociales de la clonación reproductiva.

El doctor Mayor Zaragoza, el 11 de noviembre de 1997, en la presentación de la “Declaración universal del genoma humano y los derechos humanos” dijo: “más allá de los conocimientos y las capacidades tecnológicas, corresponde a la ética trazar el límite entre lo posible y lo aceptable”.

El Comité Internacional de Bioética de la UNESCO publicó un documento en junio de ese año donde se detalla la posición de veintidós países a la clonación humana. Solo Bulgaria y Japón no se opusieron abiertamente a este procedimiento y México no aparece en la lista de opinantes.

La Organización Mundial de la Salud efectuó el 24 de octubre 1997 una reunión denominada “Clonación humana, la respuesta mundial”, una de sus conclusiones fue “La clonación por medio de la transferencia de núcleo de una célula para reproducir seres humanos, es inaceptable tanto desde el punto de vista ético como biomédico, y es contraria a la dignidad y a la integridad de la persona humana”.

En un informe sobre “Clonación animal y humana” presentado por la iglesia escocesa a la asamblea general de la ONU, argumentó que la clonación humana es éticamente inaceptable, porque es una violación a la dignidad y la unicidad fundamentales del ser humano.

En junio de 1997, en Casablanca, Marruecos, en la Organización Islámica de Ciencias Médicas, más de sesenta doctores en derecho islámico determinaron su oposición absoluta a la clonación humana.

Mentes equilibradas y espíritus éticos condenan la comprensible intención científica, pero altamente soberbia de querer crear vida humana a voluntad y por pedido, ungiéndose en un nuevo Dios.

Sin embargo, mentes brillantes respetadas en el ámbito internacional como el Dr. Rey Pérez Tamayo, admirado maestro universitario, se han declarado partidarios de la clonación humana.

Un clon no será necesariamente idéntico en pensamiento, intelectualidad y sentimientos al ser que le dio origen. Como afirmó el inolvidable maestro Dr. Rubén Lisker en su estupendo artículo “Aspectos éticos de la clonación humana”, publicado en “Ciencia” en 1997; “el ser humano es mucho más, que la suma de sus genes”.

El panorama ético se enturbia con la aparición en 2007, del trans-humanismo cuyo “Proyecto Cyborg” permitirá crear “hombres máquina” que tiende a potenciar las capacidades humanas, transformando a un ser humano en autómata cibernético, es decir, trasladar mente, conciencia y personalidad, a un robot androide. Solo pensarlo causa escalofríos.

El Dr. Carlos García Méndez, doctor en derecho y educación, mentor xalapeño de aguda visión académica y científica, en 2011, editó su libro “El genoma humano: Desde la perspectiva de la ciencia jurídica” editado por la Universidad de Xalapa, hace un análisis de la compleja ciencia genómica y sus repercusiones jurídicas en el mundo, aborda análisis de la reproducción asistida, protección jurídica del embrión humano, estatus jurídico del genoma y su trascendencia humanista.

Este abordaje prepara el camino a la compresión del conflicto ético de la clonación humana y es la única voz veracruzana que aborda el monumental fenómeno del trans humanismo genómico.

El Dr. Nicolás Jouve de la Barreda, catedrático de Genética de la Universidad de Alcalá, ofreció el discurso inaugural del XVIII Congreso Internacional de Ciencia y Vida, en Madrid, el 22 de julio de 2013. Una de las conclusiones de esa magnífica disertación fue: “la visión antropológica de la naturaleza corpóreo-espiritual del ser humano debe respetar principios éticos basados en la dignidad y derecho a una vida natural”.

“Cada vida es única y no debe representar un medio para alcanzar un fin, por más altamente científico que se considere”.

La clonación en seres humanos es grave dilema porque atenta contra la dignidad de las personas, la obsesión por una ciencia de elevado nivel la convierte en deshumanizada, antiética e inmoral. Es necesario que trabajen juntos científicos, bioeticistas, juristas y teólogos para diseñar pautas éticas normativas de la clonación humana.

hsilva_mendoza@hotmail.com

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