Por Denisse de los Ángeles Uribe Obregón

La paridad de género, en los cargos de elección popular, ha venido cobrando relevancia en la política mundial en los últimos años. Este concepto hace referencia a la igualdad de representación entre hombres y mujeres en dichos cargos. Con ella, no solo busca asegurar una representación equitativa, sino también promover la inclusión de las mujeres en un ámbito históricamente dominado por hombres.

Es en el año 2014 que el principio de paridad fue incorporado a nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, específicamente en el artículo 41, establece que los partidos políticos deberán postular paritariamente sus candidaturas para los Congresos Federal y locales, en concordancia con esto, después de acuerdos con Organismos Públicos Locales y sentencias de Tribunales electorales, se logró desarrollar este cambio hacia varios estados, donde se aplicó el principio de paridad a los ayuntamientos.

En consecuencia, en el año 2018, se logró la paridad de género en ambas cámaras del Congreso de la Unión y se formula una nueva propuesta de reforma que, en el 2019, fue aplicada a la Constitución para que, en los tres poderes de gobierno, candidaturas de los partidos políticos y organismos autónomos, se garantizaran el 50% de los cargos para mujeres. Podemos observar como una idea particular, al ejecutarse, se puede ir perfeccionando en la generalidad, modificando y mejorando grandes estructuras, en este caso, desde lo federal hasta lo local y desde lo estructural hasta lo operativo; es así como en 2020, se detallaron estas reformas en la práctica del proceso electoral, implementando estrategias que restringieran el uso de lagunas legales que pudieran afectar el alcance de la paridad de género en todos los cargos, tanto en el momento de la elección como posterior a ella, es decir, evitando que a través de las renuncias de las candidatas, el suplente tomara el cargo.

En México, sin duda se han logrado avances importantes en el fomento del ejercicio del derecho de las mujeres a ejercer la ciudadanía plena, obteniendo el acceso a las contiendas de los cargos de elección popular, sin embargo, aún enfrentamos desafíos relacionados con la violencia política de género y la falta de representación de mujeres indígenas y en el ámbito cultural y social, el reto de efectuar un compromiso cultural y social que garantice una igualdad real en la política.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *