Uno de los cuidados primordiales en nuestra vida es sin duda el de la salud, porque cuando uno se enferma, no se puede vivir plenamente, y en esta ocasión hablaremos de un tema que cada vez es más frecuente entre la población de cada país, que a su vez, representa uno de los principales causantes de enfermedades en todo el mundo, el sobre peso.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), en México del total de adultos de 20 años y más, 39.1% tienen sobrepeso y 36.1% obesidad (75.2%), mientras que en el caso de los niños de 0 a 4 años 22.2% tiene riesgo de sobrepeso y los de 5 y 11 años 35.6% muestran esta condición en México durante 2021. Este porcentaje era más elevado entre los hombres (40.4%) que entre las mujeres (34.3%). La prevalencia del sobrepeso (lo que incluye la obesidad) entre los niños y adolescentes de 5 a 19 años ha aumentado drásticamente, pasando del 8% en 1990 al 20% en 2022. Este aumento ha afectado de la misma manera a niños y niñas: en 2022, el 19% de las niñas y el 21% de los niños tenían sobrepeso

Según la OMS el sobre peso tiene como principal causa: la falta de actividad física, hábitos alimentarios poco saludables, no tener suficientes horas de sueño de calidad, grandes cantidades de estrés, afecciones médicas, la genética y el abuso en el consumo de la comida rápida. En México no somos la excepción, ya que gran parte de la dieta de los mexicanos está basada en la masa, harina, aceite (antojitos, tacos, tamales, tortas, etc.) y comida rápida (pizzas, hamburguesas, hot dogs, alitas, etc.). Y si a esto le sumamos el consumo de bebidas con exceso de azúcar como los refrescos o la cerveza que contiene altos niveles de levadura.

Si, ya sé que todo lo que acabo de enumerar es lo más práctico y rico para la mayoría de las personas, especialmente quienes tienen que ir a trabajar y solo disponen de un tiempo muy breve para tomar sus alimentos, al igual que los niños y adolescentes que cuentan con un receso de 20 o 30 minutos, en donde tienen que comer algo rápido, para que les quede tiempo para jugar o convivir con sus amigos.

Pero en fin, el cuidado de nuestra salud es vital, debiendo empezar por lo que comemos, lo que tomamos y la cantidad que consumimos. Recuerdo el mejor consejo que me dio una amiga hace algunos años: Robert, la mejor dieta es la que se rompe el fin de semana, porque no se puede vivir a dieta todo el tiempo y el día que la rompes, casi siempre es definitivo y luego viene el rebote.

Yo fui un niño y adolescente con sobre peso, durante la primaria, secundaria y bachillerato, llegando a pesar 97 kilos, pero después de padecer cálculos en la vesícula, gracias a una dieta libre de grasas, perdí 20 kilos en un lapso de 5 meses. Por ello, ahora mi alimentación, mi peso y mi salud, son muy importantes, para tener una mejor calidad de vida y vivir plenamente con mi familia, desde que entendí, que no sólo se trata de mi salud, sino de la calidad de vida que tendré para el resto del tiempo que Dios me conceda disfrutar con mis seres queridos, es decir, es por mí y por ellos.

Mi consejo es que entre semana debe comer lo más sano posible, frutas, verduras, pollo, carne asada o guisada (sin pan ni tortilla), arroz y ensaladas, agua natural o de sabor poco azucarada y si es como yo que acostumbro tomar 3 o 4 tazas de café al día, debe ir bajando gradualmente la cantidad de azúcar.

Esto es con la finalidad, de que al llegar el fin de semana, se pueda dar el gusto o permiso de comer lo que sea, pero al iniciar la semana el lunes siguiente, nuevamente vuelva a la sana alimentación. (Quiero aclarar que no soy nutriólogo, pero gracias a Dios tengo una esposa que nos cuida mucho en casa).

Ya casi para terminar, te quiero compartir una recomendación que hace Robin S. Sharma, en su libro en El monje que vendió su Ferrari, él dice que una dieta pobre tiene un pronunciado efecto sobre tu vida. Consume toda tu energía, física y mental. Afecta a tu estado de ánimo y enturbia tu mente. Como nutres tu cuerpo, así nutres tu mente. Y recomienda consumir preferentemente los alimentos naturales, que básicamente son aquellos que provienen de la interacción natural del sol, el aire, la tierra y el agua. El autor habla de una dieta vegetariana, claro, la cual te dará mayor longevidad. Es decir, llena el plato de hortalizas, frutas y cereales y vivirás más.

Y por último, aunado a los buenos hábitos alimenticios, es necesario combinarlo con un poco de ejercicio, que con 2 o 3 veces a la semana es suficiente para ayudarle a nuestro organismo a estar en óptimas condiciones. Recuerda que también tenemos que hacerlo por nuestros seres queridos, para tener una mejor calidad de vida y disfrutar de las bendiciones que Dios tiene para nosotros diariamente. Una recomendación extra: acostúmbrate a tomar un vaso de agua en ayunas y otro antes de dormir, esto ayudará considerablemente a tu cuerpo a un mejor funcionamiento.

Yo sé que es muy difícil abstenerse de comer, más cuando se trata de la comida que más se disfruta, pero la mayoría de las veces, no nos detenemos a pensar en el daño que nos estamos causando. Ha escuchado a muchas personas decir: Yo no me quedo con las ganas de nada, total no nos vamos a llevar nada al morir; o esta otra frase: la próxima empiezo la dieta, porque en ésta, ya valió; y otra es: no tengo tiempo para hacer ejercicio, quisiera tiempo para descansar. Tu autocomplacencia es determinante para el deterioro de tu salud.

Muy bien, pues no hay pretexto para tener sobre peso; debemos actuar responsablemente en nuestros hábitos alimenticios y sobre todo tomar plena conciencia de que NO somos dueños de nuestro cuerpo, sino que es prestado, como lo declara la Biblia en el libro de la primera carta a los Corintios 6:19-20: “¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios”.

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