Por David Marín Cruz
Autoridades de Islandia se mantienen en alerta tras una inesperada erupción volcánica en la península de Reykjanes, ubicada aproximadamente a 40 kilómetros al suroeste de la capital. Dicha actividad que sorprendió en la ciudad de Grindavik con más de 3 mil habitantes, ha generado evacuaciones y movilización para analizar la dirección de la lava.
La lava brota de una fisura de dos a tres kilómetros al norte, alcanzando alturas superiores a los 100 metros y se teme que la misma se dirija al mar, lo que podría generar actividad explosiva y ceniza, afectando la actividad aérea en la zona.
Además, existe preocupación por la cercanía de una central eléctrica, ya que un contacto con la lava podría tener consecuencias significativas para el territorio, pues la península estuvo inactiva durante cerca de 800 años hasta que en 2020 se registró actividad sísmica, llevando magma a la superficie.