Por Maye Pedraza
Desde hace unos días, cientos de familias de muy escasos recursos se trasladan de localidades pobres para comenzar el corte de café en las fincas de Coatepec. Ellos son quienes realizan el trabajo más pesado para que cualquiera de nosotros pueda disfrutar una rica taza del aromático en estos días de frío. Una labor extenuante que es poco remunerada.
En las hectáreas sembradas, todas ellas de un verde intenso, se nota el ir y venir de los cortadores que casi siempre son más bajitos que los cafetos. Al asomarse se ven las manos curtidas y los granos rojos, sí, la cereza con la que empieza todo el proceso cafetalero.
Ellos están conscientes que por un kilo de café cortado les pagarán alrededor de 3 o 4 pesos, pero eso no merma su alegría, andan en familia… Los más pequeños de repente cortan y después juegan un rato con las mascotas.
La labor empieza desde muy temprano, para que cuando los rayos solares comiencen a pegar más fuerte la faena ya vaya avanzada, es por eso que los días nublados, aunque haga frío, lo agradecen bastante.
Siempre hay un líder que organiza al resto de la familia, puede ser el papá, pero en esta ocasión vimos a una abuela, quien daba órdenes y todos los nietos obedecían.
No es por amargar la hora del café, pero actualmente los productores veracruzanos enfrentan una grave crisis, ocasionada por varios factores, entre ellos la drástica caída de los precios, al cotizarse entre 5 y casi 7 pesos el kilo de café cereza.