Magno Garcimarrero Ochoa, abogado, ex diputado y ex presidente del Congreso local, ex senador y promotor del derecho a la voluntad anticipada, lanzó una queja que vale la pena retomar, porque implica una oportuna advertencia al gobierno para que otorgue un trato con dignidad a los adultos mayores beneficiarios de programas sociales.

Narra Garcimarrero Ochoa un momento ocurrido durante la dispersión de los recursos federales asignados a la tercera edad; dice que el trato le resultó –a él y a muchos otros beneficiarios– indigno.

Explica que a dicho grupo de edad le citaron a las 11:00 de la mañana para recibir la pensión Bienestar en el gimnasio cercano al estadio Xalapeño: “esta vez, sin previa notificación, nos obligaron a esperar una hora la llegada de Cuitláhuac García, el gobernador del Estado y de Manuel Huerta, delegado federal. Para paliar la tardanza de los funcionarios que llegaron una hora más tarde, o sea a las 12 del día, pusieron a un animador supuestamente fisicoculturista, a gritar estentóreamente en un micrófono, forzando a los concurrentes a hacer ejercicios tales como ponerse de pie, encuclillarse, levantar los brazos, aplaudir, bailar, darse la mano (como en la iglesia), caminar sin moverse del lugar y carcajearse. La conminación, según dijo el instructor, era en favor de la salud de los asistentes de los que, muchos, por viejos (como yo) o por incapacidad física, no pudieron someterse al reclamo del animador. El objetivo real, pero oculto, no era tanto la salud sino distraer la impaciencia de los asistentes mientras los burócratas tenían a bien llegar a presentarse en busca del aplauso público (inmerecido a mi modo de ver)”.

El también humorista veracruzano, autor de libros como “Historia de un billete”, “Revelaciones de Judas Tomás” y “Morir no es un crimen”, entre muchos otros, transmite su punto de vista: “hoy he sentido que una autoridad estatal y una autoridad federal, seguro sin intención, pero por un descuido imperdonable, han atentado en contra de la dignidad de trecientos viejos (más o menos) que, pacientemente esperábamos el pago…”

Los adultos mayores no merecen esperar una hora, ni siquiera 10 minutos, para que los funcionarios públicos, que cobran sus salarios con el dinero de los impuestos, aprovechen el momento para la fotografía o el aplauso fácil.

Magno redondea su mensaje: “el acontecimiento me recordó los actos priistas de los regímenes neoliberales que, no tenían empacho en manipular a los ciudadanos como borregos. Me sentí ofendido en mi amor propio… muchas personas se sintieron ofendidas y manipuladas, creo y siento que esa acción oficial, fue un imperdonable atentado a la dignidad de quienes estuvimos ahí presentes, convocados para otra cosa y no para aplaudir a dos funcionarios que no han entendido la filosofía ni la política democrática del Presidente de la República. Estoy seguro que, si Andrés Manuel lee esto que ahora escribo, les hará notar su pésima actitud para quienes aún confiamos en el proyecto de la cuarta transformación”.

Ojalá y esa queja, que no es la única, llegue al gobernador y al delegado, quienes deberían entender que lejos de provocar simpatía y gratitud, generan rechazo y molestia entre los adultos mayores, que no fueron a esa reunión para ejercitarse y brindar; tampoco para aplaudir a los funcionarios, sino sólo para percibir el pago de esa pensión que, además, tiene carácter constitucional.

@luisromero85

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