Santa Cruz Xoxocotlán.— En la colonia Vista del Valle se sabe poco de la vacuna contra el coronavirus que mantiene detenido al mundo. Aunque sus población se asentó desde hace 15 años en los terrenos de San Javier Arrazola, que pertenece al municipio de Xoxocotlán, conurbado a la ciudad de Oaxaca, viven regidos por los rayos del sol, pues no cuentan con electricidad, y pensar en internet, no sólo es lejano, sino incluso absurdo.
Esta colonia, que obtuvo su reconocimiento como tal en 2013, está compuesta por unos mil 100 terrenos lotificados en espera de ser adquiridos, pero por el momento alberga a 40 familias, en su mayoría de migrantes que llegaron de otras regiones y se dedican al comercio. Entre ellos hay poco más de una decena de adultos mayores de 60 años, pero ninguno tiene claro cómo tener acceso a la preciada vacuna o si deben aplicársela.
Es por eso que aunque el pasado 2 de febrero, la Secretaría de Salud (Ssa) federal anunció el inicio del registro de personas de la tercera edad que deseen ser vacunadas contra el Covid-19, que se realizaría por teléfono o internet, en la colonia nada cambió.
“En la colonia no habitan muchas personas jóvenes, la mayoría están entre los 30 y los 50 años”, dice Adriana Kupijy Vargas, estudiante de Pedagogía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), conocida por haber creado bibliotecas en comunidades de la Sierra Mixe, de donde es originaria, pero que habita con su familia en Vista del Valle.
La joven de 22 años cuenta que a pesar de ser considerada una zona urbana y estar a unos 12 kilómetros del centro de la ciudad, el acceso a la energía eléctrica se condiciona al pago de cuotas elevadas, por no asistir a tequios. Estas sumas rebasan los 10 mil pesos y son imposibles de costear para los ancianos que ahí habitan, por lo que en su mayoría viven sin luz.
“Si no tienen luz, mucho menos van a tener internet”, sentencia Kupijy, quien en entrevista con EL UNIVERSAL relata que entre sus vecinos hay parejas de la tercera edad sin teléfono, sin luz y sin familiares que pueda ayudarles para completar el registro.
Los datos le dan la razón. Según las cifras más recientes del Inegi, en Oaxaca menos de 55% de la población tiene acceso al teléfono móvil y sólo 46.5% de los hogares tiene una computadora.
Fue por ello que desde hace algunos días esta universitaria asumió la labor de apoyar y acompañar a sus vecinos mayores de 60 años en su trámite para poder anotarse en la fila de espera por las vacunas que vienen en camino.
“El país tiene una brecha digital muy grande y como jóvenes tenemos la responsabilidad de trabajar desde la acción personal, colectiva y social”, agrega Kupijy, quien ha comenzado a visitar a sus vecinos para registrarlos.
La idea, cuenta, surgió en los grupos de mujeres estudiantes indígenas de WhatsApp, de los que forma parte, donde sus compañeras propusieron tejer redes para apoyar a los adultos mayores a completar el trámite, sobre todo porque muchas de ellas habitan donde no hay acceso a internet o al teléfono.
La labor, explica, no ha sido sencilla, pues muchos de ellos muestran desconfianza para proporcionar sus datos y hay a quienes les han llamado por teléfono de parte del gobierno para el registro, pero han preferido no darlos, pues no conocen cuál será el destino de esa información personal.
La precaución no es gratuita, pues en otras ocasiones ya les han solicitado datos que han sido usados con fines políticos. Es por eso que Kupijy, como primer paso, tiene que explicarles los pormenores del registro a quienes desean aplicarse la vacuna.
Aún así, dice que hay adultos mayores que han preferido evitar el registro, pues consideran la vacuna como innecesaria.
Otra dificultad ha sido la saturación de la página, que en su colonia, al igual que en otras zonas de Oaxaca, se convierte en obstáculo mayúsculo, pues hay poca conectividad con la red satelital, y por ello más lenta. Además, destaca el caso de las personas que no cuentan con Clave Única de Registro de Población (CURP), requisito necesario, como dos vecinas de 70 años.
“No sé qué vaya a pasar con las personas que se encuentran en esa situación, que vienen de comunidades indígenas y no cuentan con documentos”, detalla.
Lo anterior, explica, porque en Vista del Valle los adultos mayores son en su mayoría hablantes de lenguas como chatino y zapoteco, lo que aumenta las barreras para ellos, pues el sitio de registro está disponible sólo en español. En la entidad oaxaqueña, 29.5% de su población es hablante de lenguas originarias.
“Muchos de ellos son bilingües, pero no tienen la habilidad de la lecto escritura”, lamenta.
Tras horas de intentarlo, la mañana del pasado viernes, Kupijy logró registrar a la mitad de sus vecinos; sin embargo, advierte que esto sólo desnudó una realidad evidente: los adultos mayores enfrentan sin herramientas y sin suficiente información esta pandemia. Una población que en Oaxaca alcanza las 321 mil 135 personas, un 8% del total, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
De acuerdo con la delegación de programas de la Secretaría del Bienestar en Oaxaca, servidores de la nación realizarán visitas domiciliarias a adultos mayores para realizar el registro de vacunación contra Covid-19 a quienes no tienen acceso a internet, o a aquellas personas que por su condición no pueden movilizarse a un centro de vacunación. Sin embargo, en Vista del Valle aún no han sido visitados.