Mmm. De modo que, si se le dan las circunstancias, el señor gobernador Cuitláhuac García Jiménez pretende abandonarnos.
Bueno y malo, para él, para sus colaboradores y para los veracruzanos, según la situación de cada quien.
Aunque ayer declaró que su intención es concluir su sexenio, no descartó pedir licencia para dejar el cargo si “el movimiento” se lo requiere.
De pronto, ¡zas!, se le olvidó que los veracruzanos lo eligieron por seis años y que su primer y su último compromiso, el único, debe ser con ellos.
Ayer reconfirmamos cómo de aquel muchacho sencillo que recorría el distrito de Xalapa y luego el estado ya no queda nada y ha surgido un hombre ambicioso por mantenerse en el poder.
No especificó cuál “movimiento” es el que lo requeriría, pero no es ningún secreto que es el de la aspirante a la presidencia Claudia Sheinbaum.
De modo que el hijo del profesor Atanasio ya no está pensando en Veracruz y en el bienestar de los veracruzanos, sino en su futuro político.
Ya perdió la concentración que le exige su responsabilidad. Está distraído en otra cosa, incluso construyendo castillos en el aire.
Eso explica el desorden que hay en su gobierno, la rebatinga que hay entre los suyos por lograr la candidatura de su partido para sucederlo en 2024.
Ahora se le agregará el incremento del golpeteo, que ya se traen entre sí o contra el otro, para tratar de quedar en su lugar en caso de que de veras se vaya.
La vacante que quedaría sería muy atractiva pues se estaría hablando de dos años, los últimos, en el que se incluye el Año de Hidalgo (chingue a su madre el que deje algo).
Cuitláhuac fijo fecha: 2023. Su “movimiento” lo requeriría, en caso de que lo requiriera, a principios de año cuando todos los aspirantes meterán el acelerador para llegar con la mayor ventaja posible a la primera encuesta de por lo menos dos que se tienen programadas.
En junio pasado, Mario Delgado reveló que en un año, o sea en junio de 2023, lanzarán la convocatoria para la primera encuesta, de tal modo que los tiempos son cortos.
Acaso, entonces, por lo que adelantó ayer el profesor de la Universidad Veracruzana, el del próximo 15 de noviembre podría ser su cuarto y último informe de gobierno. Todo puede ser.
Queda claro, pues: le interesa más la grilla política, su futuro político personal, que el compromiso con su pueblo. A lo mejor ve chica, o siente que ya le queda chica, la gubernatura y que merece algo mejor.
Pero es bueno que se sincere y que se defina. Si ya perdió el gusto y el interés por gobernar, entonces le está haciendo mucho daño al estado. Mejor que se vaya y que llegue alguien que tenga amor y pasión por conducir los destinos de su estado; que se sienta honrado con el cargo.
Ayer debió haber sido contundente y hubiera parado en seco el más mínimo rumor de su posible salida en cualquier circunstancia. Se advierte que está, y escucha, muy fuerte el canto de las sirenas. Se le desea suerte.
¿Quién lo sustituiría?
Si se diera su salida (en política todo es posible), los secretarios más cercanos a él y el coordinador de la bancada morenista en el Congreso local pretenderían, sin duda, sustituirlo.
Pero jugarían las circunstancias, que se ven más favorables para el secretario de Gobierno Eric Patrocinio Cisneros Burgos.
Viene alzando la mano, desde inicios de año, el secretario de Educación, Zenyazen Escobar, y por eso la campaña que trae por todo el estado, lo mismo que el subsecretario de Finanzas, Eleazar Guerrero Pérez, y el propio Juan Javier Gómez Cazarín.
Pero quien pondría al sustituto sería Rocío Nahle, obviamente con el visto bueno del presidente, para tener el control político y de las finanzas para apoyar y sufragar su campaña, pensando en que ella sería la candidata para 2024.
Llevaría mano, entonces, Eric, o ya platicaron él, Nahle y Cuitláhuac su armado político a futuro y decidieron, que, de darse las circunstancias, caliente el sillón principal que tanto desea.
Quizás a eso se deba que el hombre ya se siente seguro en el poder y por eso metió freno a su aspiración para el 24, el pasado 12 de octubre, cuando sorpresivamente se descartó para la búsqueda de cualquier cargo político electoral, si sabe que ya lo va a tener.
Ese día, en Coatzacoalcos, declaró: “Mi compromiso es en la Secretaría de Gobierno, en este movimiento en el que tengo más de 25 años no vine a buscar un cargo, mi compromiso es servir». Ajá.
Si así se dieran las cosas, entonces ajustaría cuentas con casi el resto del equipo cuitlahuista, que lo ha venido combatiendo con todo pero no ha podido hacerle nada.
Los veracruzanos, ¿reír o llorar?
Por lo que hace a los veracruzanos, quién sabe qué sería peor. Muchos desean y piden la salida del gobierno de Cuitláhuac, pero les caería como balde de agua helada en pleno preinvierno la llegada de Cisneros.
Sabrían que estarían más expuestos todavía a las presiones y amenazas para que apoyaran la candidatura de Nahle, que no les quedaría de otra más que de beberla o derramarla.
Tal vez se alegrarían, reirían con la salida de Cuitláhuac, pero llorarían con la llegada del otatitleco-bajacaliforniano.
Flavino fue el último gobernador sustituto
En la historia de Veracruz, el último gobernador sustituto fue Flavino Ríos Alvarado, quien gobernó el estado del 12 de octubre al 30 de noviembre de 2016, cuando huyó Javier Duarte de Ochoa.
Antes, de 1988 a 1992, Dante Delgado Rannauro sustituyó a don Fernando Gutiérrez Barrios, quien fue invitado por el presidente Carlos Salinas a ser secretario de Gobernación.
Ahora hay que esperar a que llegue 2023 para ver qué derrotero político toma el estado y qué sucede con el gobernador.
Ávila Camacho se llevó a Miguel Alemán a coordinar su campaña
Y en la historia política del país, en 1940 el entonces candidato presidencial Manuel Ávila Camacho sacó de la gubernatura de Veracruz a Miguel Alemán Valdés (fue gobernador de 1936 a 1939) para hacerlo director (coordinador) de su campaña. Cuando ganaron, Ávila Camacho premió a Alemán con la Secretaría de Gobernación, de donde brincó a la presidencia. Así que aguas con Cuitláhuac.
Sergio, por su parte, hace buena talacha política
Por otro lado, de acuerdo a lo que se publicó el lunes en El Universal, Sergio Gutiérrez tiene un encargo político que le puede redituar mucho.
Según, luego de que dejó la presidencia de la Cámara de Diputados, se le dio otra tarea dentro de Morena: ser el principal negociador de la reforma electoral del presidente.
“El Gran Diario de México” dijo que el jueves pasado, el veracruzano oriundo de Minatitlán se reunió en privado con los priistas Alejandro Moreno y Rubén Moreira “y se empezaron a fraguar acuerdos sobre las condiciones de los tricolores para avalar la propuesta presidencial con cambios”.
Lo que no dijo el medio es que quien seguramente le dio la encomienda fue el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien está necesitado de operadores políticos para que él pueda anda en campaña en busca de la candidatura de su partido a la presidencia.
Que este columnista sepa, Gutiérrez Luna y Rubén Moreira, coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, jalan como brothers, y no será raro que le lleve la cabeza del PRI en charola de plata a los dos López.
Sin duda, ya prácticamente todos los políticos juegan el juego de Juan Pirulero, que cada quien atienda su juego.