24 de diciembre del 2025. Xalapa, Ver.- Con la llegada de diciembre, una tradición sonora vuelve a llenar calles, hogares, iglesias y plazas: los villancicos. Estos cantos, que hoy asociamos de manera natural con la Navidad, tienen una historia mucho más antigua y diversa que su tono festivo podría sugerir.

Originalmente, los villancicos no eran canciones religiosas, sino composiciones populares que narraban escenas cotidianas del “villano” —la gente del pueblo— en la España medieval. Con el paso del tiempo, la Iglesia los adoptó y adaptó, integrándolos a las celebraciones navideñas. Así, lo que comenzó como música del pueblo terminó convirtiéndose en uno de los elementos más emblemáticos de la temporada decembrina.

Actualmente, los villancicos son un puente emocional entre generaciones. Desde los clásicos tradicionales como “Noche de paz” o “Campana sobre campana”, hasta versiones modernas reinterpretadas por artistas contemporáneos, estos cantos evocan nostalgia, unión y espíritu comunitario. En México, se han convertido en parte esencial de posadas, pastorelas y reuniones familiares, acompañando desde las letanías hasta el intercambio de aguinaldos.

Más allá de su melodía, los villancicos funcionan como un ritual sonoro que anuncia la Navidad. Representan una pausa en la rutina, un recordatorio de que es tiempo de compartir, reunirse y celebrar. Cada diciembre, vuelven a resonar como si fuera la primera vez, reafirmando que, entre luces, regalos y festejos, la música sigue siendo la tradición que más une.

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