De acuerdo a la explicación científica, que como letanía nos la han dado a conocer desde la primaria; la Tierra ha estado en órbita girando alrededor del sol, gracias al equilibrio que le imprimen dos fuerzas: la centrífuga y la centrípeta. Estas fuerzas han evitado que la Tierra, junto con su satélite la Luna; sean físicamente atraídos y devorados por el Sol, o emprenda un viaje sin rumbo por el espacio.
De acuerdo a algunas publicaciones, el tiempo de rotación de la Tierra sobre su eje, era de 22 horas. Pero debido a la influencia que La Luna ha ejercido en sus mareas, provocó que los giros fueran más lentos hasta ajustarse a las 24 horas que hoy tarda la Tierra en girar sobre su eje. Sin embargo, podría haber otra modificación al tiempo de rotación de nuestro planeta. Es decir, que en lugar de que los días sean de 24 horas, pudieran tener un incremento de dos a cuatro horas más. Trataré de explicar.
Sobra decir que la falta de conciencia ecológica de quienes ahora habitamos la Tierra: la destrucción de los bosques; los millones de toneladas de plástico que estamos tirando al mar; la contaminación de la atmósfera por el alto uso de combustibles fósiles; y otras prácticas más; son la causa del calentamiento global que en consecuencia está provocando que las montañas de hielo que existen en los polos, se derrita. Al derretirse, el hielo se convierte en agua, misma que fluirá hacia los mares actuales aumentando su nivel.
Esto es así: el peso que hasta ahora existe en los polos por el hielo acumulado, se deslizará en dirección al ecuador. En esta circunstancia, el volumen de agua de los mares sería mayor. Por lo tanto, la fuerza de atracción de la luna sobre el agua de los mares, crecería significativamente. En principio, las marejadas tendrían mayor elevación y fuerza. El agua de los mares golpearía con mayor furia en los litorales de los continentes, provocando modificaciones en las formas de las costas, haciéndolas más agrestes.
La hipótesis planteada, nos lleva a pensar que la inercia que ha mantenido la Tierra en sus giros sobre su eje, tendría el factor de mayor peso y más volumen que, de paso, ejercería mayor presión sobre el cinturón del Ecuador. La presión ejercida empujaría la masa terrestre hacia el centro del Globo Terráqueo, que para escapar de la presión buscaría la vía de escape más lógica: del centro de la Tierra hacia los polos. En este hipotético caso, podrían formarse protuberancias en los polos con forma de volcanes, provocados por erupción, o escarpadas cordilleras de tamaño medio. La fisonomía de la Tierra cambiaría sustancialmente.
Otra de las consecuencias que acarrearía este desequilibrio, podría ser que el imaginario eje de la tierra, modifique su actual posición. Habría cambios aterradoramente drásticos: Lugares cálidos se tornarían fríos; llovería y nevaría en los desiertos; los movimientos telúricos, por las modificaciones sufridas, serán más frecuentes y en lugares donde nunca ha temblado.
Pero esto es solo un aspecto. Lo más delicado sería que por el reacomodo del peso sobre la faz de la tierra, pudiera afectar también al movimiento de traslación, alrededor del sol. Nada garantiza que al salir afectada La Tierra en sus movimientos de rotación, y en la posición de su eje; pudiera romperse el equilibrio de la fuerza centrífuga respecto de la centrípeta, y abandonara la línea por la que transita actualmente alrededor del sol.
En el supuesto que esto ocurriera, se esperarían dos comportamientos: uno, si la fuerza de atracción del Sol venciera a la centrífuga, nuestra Tierra modificaría su trayecto y se dirigiría al Sol, hasta ser prácticamente devorada por las lenguas de intenso fuego. El otro, si la fuerza centrífuga se impone, entonces se apartaría del Astro Rey, sin rumbo fijo, alejándose, con nosotros en ella, del calor y la luz solar. No habría días, no habría noches; todo sería oscuridad con frío congelante.
Lo más probable es que los científicos opinen diferente. Pero el deshielo en los polos ya empezó. Hace pocos días, el desierto de Arabia Saudita fue cubierto por granizo; en otros ocurrió lo mismo anteriormente. Las temperaturas recientes han sido históricas. La tormenta invernal en Chicago paralizó las actividades de movilidad por el cierre de aeropuertos, carreteras y vías del ferrocarril.
La Tierra está viva, siente y se duele. Nuestra irresponsabilidad es la principal causa que la tierra reaccione así… violentamente.