Cuando viene una bendición, puede haber complicación.

He escuchado y visto muchas historias de personas que han trabajado con esmero, esfuerzo y emoción para lograr un sueño, un anhelo; dedicando tiempo, sudor y lágrimas. Y que a pesar de tener el talento, los dones, los recursos, una buena planeación, hubo algunas complicaciones en el trayecto, unas leves otras no, que muchas veces generan desánimo, coraje, retraso en el cumplimiento de los objetivos, las metas, pero que al final las pudieron superar.

A nadie nos gusta tener dificultades en la vida de ningún tipo, en especial cuando se trata de algún proyecto o un trabajo, pero la mayoría de las veces son inevitables; más aún cuando no está en nuestras manos el evitar su aparición.

Hace unos días, escuchaba una conferencia de Joel Osteen, que hablaba de las adversidades que se nos presentan en la vida, que nos complican el proceso de recibir una bendición de parte de Dios, en el cumplimiento de un sueño o la realización de un anhelo. Joel, hacía una reflexión sobre un pasaje de la biblia en el libro de Mateo, capítulo 13, donde narra que Jesús le hablaba a las personas por medio de parábolas: “…un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿No sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? El hombre les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero…”

Osteen, comenta que, igual que la cizaña creció junto al trigo, muchas veces enfrentaremos adversidades en nuestra vida, situaciones parecidas en que antes de recibir una bendición, vendrá una complicación, que puede ser un retraso en los planes que Dios tiene para nosotros; pero que Él mismo permite para hacernos crecer emocional y espiritualmente, y al final, sus bendiciones llegarán.

Termina diciendo que debemos confiar en que será Dios quien se encargue de cortar la cizaña de nuestro paso, haciendo a un lado a las personas que desean nuestro mal, que quieren vernos errar; Él nos ayudará en cerrar un trato, en conseguir un trabajo, en terminar una obra, un proyecto. Moverá todas aquellas dificultades que se presentan de último minuto antes de recibir su bendición, como ese dinero que estábamos por cobrar y algo lo retrasa o esa enfermedad que nos impide estar en condiciones óptimas para trabajar, para viajar, para disfrutar de esa vida plena que nos ha prometido.

Hay momentos en que solo necesitamos orar y esperar a que Dios nos ayude a resolver aquello que esta fuera de nuestro alcance, que nos rebasa y que representa un problema que sólo Él puede resolver. Yo te animo a que en esos momentos adversos, descanses en sus promesas, como la que se encuentra en el Salmo 46, versículo 10: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra”.

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