Por David Marín Cruz
En el marco del Gran Premio de Japón de Fórmula Uno, el piloto mexicano Sergio Pérez, representante del equipo Red Bull, vivió una jornada compleja. Desde el inicio de la carrera sufrió daños en su monoplaza debido a contactos con otros vehículos, lo que lo obligó a ingresar a boxes en la tercera vuelta para reemplazar la sección frontal de su monoplaza, modelo RB19. A pesar de este inconveniente, se esforzó por regresar a la competencia, partiendo desde el fondo de la parrilla y aspirando a un podio en el circuito de Suzuka.
Sin embargo, las dificultades continuaron cuando Checo no respetó al Safety Car y adelantó a algunos autos, lo que resultó en una sanción de 5 segundos. Más adelante, en su intento por avanzar en la carrera, chocó con el Haas de Kevin Magnussen, lo que lo obligó nuevamente a entrar a boxes, cumplir con la penalización y cambiar la parte frontal de su auto.
A pesar de sus esfuerzos por continuar en la carrera, Pérez reportó daños en su monoplaza, lo que finalmente lo llevó a abandonar el Gran Premio de Japón en la vuelta 15. Sin embargo, sorprendentemente, el mexicano regresó a la pista en la vuelta 40, sentado en su RB19, aparentemente con el objetivo de cumplir la sanción por el choque con Magnussen y evitar que esta afectara su participación en el próximo Gran Premio de Qatar.
Finalmente, Pérez volvió a abandonar la carrera y fue testigo desde lejos de la victoria de su compañero de equipo, Max Verstappen, que a su vez aseguró el bicampeonato de constructores para Red Bull.