Por Heidi Castellanos 

27 de agosto de 2024. Coatzacoalcos,Ver. -Cinco años han pasado desde la masacre en “El Caballo Blanco”, bar del municipio de Coatzacoalcos donde murieron más de 30 personas en un ataque incendiario. Sin embargo, el dolor de los familiares de las víctimas sigue vivo y clamando justicia.

Este martes 27 de agosto, el luto se ve empañado no solo por el recuerdo de lo ocurrido, sino por la precariedad económica que impide a muchos honrar a sus seres queridos como desearían. La madre de una de las bailarinas que perdió la vida en el ataque confesó que, a pesar de sus intenciones de organizar un rezo en memoria de su hija, no tiene los recursos para hacerlo.

“Mandé a hacer una cruz para poner ahí en la banqueta del Caballo Blanco, pero no tuve para pagarla. No, la verdad no tengo ni un peso, pero ni para un rezo”, expresó la mujer.

Su testimonio refleja la difícil situación económica que enfrentan muchos de los familiares, quienes han tenido que enfrentar el duelo con recursos limitados, pues se han tenido que hacer cargo de al menos 90 menores de edad que quedaron en la orfandad.

Los familiares de las víctimas se enfrentan a un nuevo obstáculo en su búsqueda de justicia. En días recientes, denunciaron que deberán continuar el proceso judicial en otro estado, luego de que el juez de Coatzacoalcos se declaró incompetente para llevar el caso debido a la situación de uno de los detenidos.

En la última audiencia de seguimiento, los familiares acudieron con la esperanza de obtener avances en el caso, pero se encontraron que el juez local decidió no proceder, argumentando su falta de competencia ya que uno de los presuntos implicados se encuentra cumpliendo una sentencia en un penal federal.

Este detenido, vinculado al trágico atentado está recluido en el penal del Altiplano, en el Estado de México. Debido a esta circunstancia, el juez de Coatzacoalcos optó por remitir el expediente a un juzgado de Toluca, en el Estado de México, donde se encuentra la jurisdicción del penal federal. Este cambio representa una carga adicional para los familiares de las víctimas, quienes ahora deberán seguir el proceso a cientos de kilómetros de distancia, lo que implica mayores costos y dificultades para asistir a las audiencias.

Este caso lo atrajo la Fiscalía General de la República (FGR) y mantiene abierta la investigación, incluso el bar continúa siendo custodiado día y noche por elementos de seguridad y se mantiene tal cual como quedó aquella noche que su al interior fue consumido por el fuego.

La línea de investigación que han dado a conocer las autoridades indica que este multihomicidio estuvo relacionado con el delito de extorsión y hasta el momento se habla de cinco detenidos en los que destacan Edgar “N” alias “El Negro” presunto autor intelectual y Luis Adán N alias “Don Gato” vinculado a proceso por su presunta responsabilidad en los delitos de homicidio culposo y homicidio en grado de tentativa y señalado como uno de los responsables de la masacre.

Al inicio de las investigaciones autoridades federales revelaron que entre los responsables había un menor de edad; pero cinco años después solo han informado la identidad de dos de los cinco detenidos que aseguran que hay; tampoco han proporcionado mayores avances sobre la investigación y de vez en cuando se observa a investigadores federales realizado peritajes en el inmueble.

La noche del 27 de agosto de 2019 quedó marcada como una de las más violentas en la historia de Coatzacoalcos. Aquella trágica jornada, el bar “El Caballo Blanco” se convirtió en el escenario de un brutal ataque que dejó 31 víctimas mortales y varios lesionados, un acto de violencia que aún resuena en la memoria colectiva de la ciudad.

Según las investigaciones de las autoridades, cinco sujetos fueron los que orquestaron aquel atentado que terminó en tragedia. El plan fue ejecutado con precisión y brutalidad: uno de ellos se posicionó en la entrada del establecimiento, inmovilizando al “cadenero” y asegurando el acceso.

Mientras tanto, los otros cuatro ingresaron al bar y, sin mediar palabra, abrieron fuego contra los asistentes, acabando con la diversión de la noche en un instante. Pero la violencia no terminó ahí. Enseguida, los agresores rociaron gasolina dentro del bar y le prendieron fuego. Con una frialdad calculada, bloquearon la pequeña puerta del inmueble ubicado sobre la avenida Román Marín, atrapando a las víctimas en un infierno del que no hubo escapatoria.

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