Por Alan Sayago Ramírez
En Veracruz, el inicio de las precampañas para las elecciones municipales de 2025 ya es un hecho, marcando el arranque de un proceso electoral clave para el estado. Sin embargo, junto con este comienzo, también han surgido señales preocupantes: los actos anticipados de campaña.
De acuerdo con el Código Electoral de Veracruz, las precampañas deben iniciar el primer domingo de febrero. No obstante, muchos aspirantes han optado por adelantarse, recurriendo a redes sociales y eventos públicos para posicionarse antes de tiempo. Este fenómeno no solo vulnera la normativa electoral, sino que también refleja una lección olvidada en la política: Nil sine patientia—“Nada sin paciencia”.
La presidenta del Organismo Público Local Electoral (OPLE), Marisol Delgadillo Morales, ha advertido recientemente que, hasta ahora, solo un partido ha notificado formalmente sobre el inicio de sus precampañas, mientras que otros ya están en abierta promoción sin respetar los tiempos legales. Esto no es solo una infracción a la ley electoral, sino una muestra clara de la impaciencia que caracteriza a algunos actores políticos.
El Código Electoral es preciso: cualquier intento de promoción antes de la fecha oficial constituye un acto anticipado de campaña y puede poner en riesgo la candidatura de quien decida ignorar estas reglas. La prisa por adelantarse a los tiempos establecidos puede parecer una estrategia efectiva, pero la historia y la filosofía nos enseñan que la verdadera sabiduría radica en saber esperar.
Aristóteles, en su Ética a Nicómaco, señala que la virtud está en la mesura, en el equilibrio entre los excesos. La impaciencia es un exceso que nubla el juicio y lleva a decisiones apresuradas. En política, esta impulsividad se traduce en el irrespeto a las reglas del juego democrático, afectando la legitimidad de los aspirantes.
Por su parte, Immanuel Kant, en su Crítica de la razón práctica, enfatiza que la política debe regirse por principios universales que respeten tanto la legalidad como la dignidad de las personas. Adelantar actos de campaña no solo viola la ley, sino que distorsiona el principio de equidad electoral, garantizando ventajas indebidas para algunos sobre otros. La impaciencia por ganar protagonismo antes de tiempo, lejos de ser una estrategia inteligente, erosiona la esencia de la democracia.
René Descartes, en su Meditación metafísica, aboga por la reflexión antes de la acción. En política, la paciencia no es pasividad, sino estrategia. Saltarse los tiempos establecidos no solo pone en entredicho la madurez política de los aspirantes, sino que también demuestra una falta de visión a largo plazo. El éxito electoral no se construye con prisas, sino con un proyecto sólido, bien fundamentado y respetuoso de las reglas del juego.
En este sentido, es crucial que los partidos políticos y sus aspirantes comprendan la importancia de respetar los plazos. Como bien advirtió Delgadillo Morales, quienes incurran en actos anticipados de campaña se arriesgan a perder su candidatura. La transparencia y la legitimidad del proceso dependen de que se respeten los tiempos establecidos.
En conclusión, Nil sine patientia debería ser el lema de todo aspirante a un cargo de elección popular. La política no se gana por apurarse, sino por saber esperar el momento adecuado. La verdadera victoria no está en adelantarse al proceso, sino en actuar con firmeza dentro de los márgenes de la legalidad. Solo aquellos que entienden la importancia de la paciencia y la responsabilidad podrán construir un futuro político legítimo. Porque, al final, en la contienda electoral, la impaciencia puede ser el peor enemigo de quien busca el poder.
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