Por Luis Gerardo Martínez García
Ante la falta de argumentos, los derecha recurre a un solo discurso, ese que ataca constantemente brincando de un adjetivo a otro por ocurrencia o recomendación de sus “asesores políticos” para agredir a la presidenta Claudia Sheinbaum; antes, y con mayor ahínco, todo era contra Andrés Manuel López Obrador.
Aún no cumple un mes como presidenta de México y ya lleva varios ataques narrativos de gente plenamente identificada con la derecha, los conservadores, el PRI y el PAN, o como se le quiera nombrar a esta oposición simplista y dispersa.
El más reciente ataque fue nombrar a Claudia Sheinbaum, “Claudia López Obrador”.
La oposición aún no se desprende del fantasma del presidente López Obrador, porque López Obrador, el real, cumplió, terminó y se retiró de la política. Contrario a lo que sus oponentes declaraban a cada rato: se tendrá un Obradorato, decían.
En este sentido, el discurso falaz de los opositores a la 4T señalan a Sheinbaum como una mujer incapaz de gobernar una nación; el discurso machista de los conservadores los lleva a creer que solo los hombres tienen que estar al frente de todo y las mujeres atrás. Ellos, los desfasados se niegan a los cambios políticos y sociales; el discurso retrógrada tergiversa, o al menos eso intenta: desvirtúa la realidad en defensa de sus intereses (ya en otra ocasión dedicaremos un espacio al tema).
Ante la falta de argumentos, de un proyecto de nación, de política contemporánea, la oposición recurre al doble discurso, doble moral, cinismo, hipocresía y mentira que son las categorías que sustentan los pseudo-argumentos de la derecha y de los partidos políticos en los cuales se respalda.
Incómodos por el trabajo de López Obrador (que terminó su periodo gubernamental con un promedio de 75% de aprobación), pretenden reavivar un discurso de odio y polarización en contra de una mujer, Claudia Sheinbaum. Molestos por la Política (Presidenta), mujer mexicana que ganó las elecciones de 2024 con casi 36 millones de votantes, porque tiene mayoría en el Congreso de la Unión y en los Congresos locales, porque quiere erradicar la corrupción en el Poder Judicial, porque no confronta, dialoga y resuelve.
El verdadero discurso de los enemigos de Claudia Sheinbaum será garantía de su propio declive; los mexicanos ya se hartaron de los partidos parásito que viven de la política dañando sin piedad la dignidad humana con alianzas e intereses (la mafia del poder). Ya el discurso doble moral de la oposición prianista solo seguirá cavando su propia perdición. Sheinbaum seguirá posicionándose en esta curva de aprendizaje junto con su gabinete de gobierno. La Cuarta Transformación tiene por delante seis años de consolidación, en virtud de que la Presidenta es un garante de su filosofía y continuidad; ella no tiene la sombra de haber participado en el PRI o en el PAN, como algunos otros. Sheinbaum seguirá siendo la Presidenta de México. ¡Se tenía que decir y se dijo!