EL Santo Sudario es uno de los motivos de fe más venerados en el catolicismo y uno de los misterios más profundos para la ciencia, también se conoce como el Síndone de Turín. Se trata de una tela de lino de 4.36 m por 1.13 m., en la que se precia la imagen de un hombre barbado, de cabello largo, con los brazos cruzados sobre el vientre y diversas heridas en su cuerpo que coinciden con los sitios en que las tenía Jesús cuando resucitó. Actualmente, el Síndone se venera en Turín en la iglesia de San Juan Bautista a 400 millas al norte de Roma.
Este ícono del catolicismo ha sido objeto de muchas discusiones entre quienes defienden su santidad y los que se inclinan porque se trata de una obra diseñada 700 después, por un grupo de creyentes medievales que la falsificaron.
La Agencia Nacional de Nuevas Técnicas, Energía y Desarrollo Económico Sostenible de Italia (ENEA), en 1978 realizó un estudio durante cinco años tratando de reproducir la Sábana Santa de Turín y un grupo selecto de 31 científicos han concluido que se trata de una realidad y no una falsificación.
Para el análisis recurrieron a técnicas vanguardistas patrocinadas por varias empresas, con costo de dos millones y medio de dólares. Utilizaron procedimientos no agresivos de espectrometría infraroja y ultravioleta, fluorescencia de rayos X, termografía y pirolisis (degradación térmica de una sustancia en ausencia de oxígeno), degradación, espectrometría de masa, análisis micro Raman (técnica física para estudio de ondas de baja frecuencia rotatorias y vibratorias) fotografía de transmisión, microscopía, extracción de microfibras para análisis microquímicos, respaldados por la Shroud of Turin Research Project Inc (STURP).
La conclusión científica en voz del profesor de química de la Universidad de Pavía, Luigi Garlaschelli, fue que “la imagen se formó por explosión de energía ultravioleta de enorme magnitud que no tiene explicación científica, por lo que solo pudo haber sido de origen sobrenatural”; y el Dr. Paolo Di Lazzar, jefe del grupo de investigadores, dijo que “si sus resultados dan lugar a discusión y desacuerdo filosófico o teológico, ya será cuestión de la conciencia de cada ser humano”.
En 1898 el fotógrafo Secondo Pía tomó fotos de la Sábana Santa en placas de vidrio y las imágenes de las placas negativas, salieron positivas, lo que sugiere que la tela de lino contiene un negativo fotográfico exacto.
En 1931 el artista gráfico profesional Guissepe Enrie tomó numerosas fotografías con la misma técnica, confirmando lo encontrado por Secondo Pía. El historiador sudafricano Nicholas Allen afirma que varias centurias antes de la invención de la fotografía ya se conocían los materiales y técnica, para lograr una fotografía y opina que el nitrato de plata, compuesto sensible a la luz, convierte la sal de plata en pequeñísimas partículas plateadas obscuras, por ello concluye que la imagen de la sábana es una imagen en negativo
Nicholas Allen logró replicas del sudario con esta técnica y algunas variantes no complejas.
Sin embargo, las preguntas sin respuesta han sido, “¿Cómo se logra que la imagen no se borre del lino, cuando la plata se ha desprendido?, ¿cómo fueron capaces esos falsificadores medievales de lograr este procedimiento, sin los conocimientos sofisticados que representan la óptica, la química y nunca se han encontrado datos escritos sobre estos procesos de técnica desconocida en ese entonces?
En 1982 el físico Otto Sheuerman descubrió una imagen de flores cercana a la cabeza de la imagen del sudario y lograron identificar especies geográficos de Jerusalén, colectadas periódicamente, y coincidentes con la época de la crucifixión de Jesús.
El Dr. Víctor Tyron, experto en ADN de la Universidad de Texas, determinó que la sangre de la zona occipital presenta cromosomas X, Y, sangre masculina y gen Beta globina en cromosoma 11 que confirma sangre real, masculina. La sangre detectada ha sido AB, el biotipo de Oriente Medio, que no era una excepción entre la población de aquella región en esa época.
¿La autenticidad del Síndone de Turín es el signo sagrado de la pasión de Cristo?
Ahora enfrentemos la controversia, Matteo Borrini, forense investigador de Universidad de Moores, Liverpool Inglaterra, después de un meticuloso estudio de las huellas de sangre en el sudario, considera que la Sábana es un artefacto medieval y no una reliquia sagrada, después de haber utilizado técnicas de análisis del patrón de manchas que analizan tamaño, forma y distribución de manchas sanguíneas, con sus resultados deducen la forma en que se produjeron las heridas.
Por las características de las manchas, éstas no corresponden a la forma que hubiese escurrido la sangre de las heridas de Cristo al ser crucificado y la posición que entonces tenía su cuerpo.
Es sabido que La Orden de los Caballeros Templarios se creó en áreas cercanas al templo de Jerusalén, construido por el rey Salomón, destruido por los babilonios durante el reinado de Nabucodonosor II, en 587 a.C.
Los templarios fueron un grupo de caballeros guerreros, atléticos, religiosos, adinerados que se dedicaron a ayudar a los desvalidos en las rutas hacia la Tierra Santa y a combatir a los “infieles” de la fe cristiana, contando con el autorización y apoyo del Papa, se convirtieron en “Guardianes de la verdadera identidad de Cristo”, llegaron a tener gran poder y su orden se extendió por todos los territorios conocidos en aquella época.
En 1412 los Templarios sustrajeron la Sábana Santa de Constantinopla y la llevaron a la realeza europea.
En el interesante y muy documentado libro “La revelación de los templarios”, de Lynn Picknett y Clive Prince Ed. Martínez Roca, Madrid, 2004, se encuentra un análisis sorpresivo de la Sábana Santa, cuya conclusión sorprende más, veamos.
Es aceptado por todo académico que ha estudiado el Síndone, que se comporta como una fotografía, como un negativo fotográfico, “como no se conoce obra de algún pintor, que presente este efecto, esto hace que sea una prueba de autenticidad para los partidarios de la santidad de la sábana”. Pero los autores del libro mencionado consideran que, “la imagen de Jesús en el Síndone, se comporta como una fotografía, porque lo es”.
Picknett y Prince refieren haber reconstruido la técnica que se utilizó y se consideran los primeros en reproducir las características del Sudario, para las que nadie había encontrado explicación. Escriben lo siguiente, “lo hicimos con métodos sumamente sencillos, utilizando una cámara obscura (un cajón con un agujero pequeño), una tela impregnada con capa foto sensible, en la que utilizamos materiales de fácil adquisición en la era medieval, siglo XV, hicimos una larga y paciente exposición y logramos una reproducción similar a la Sábana Santa, solo que la imagen correspondió a un maniquí”.
Continúan, “El Sudario de Turín es una fotografía, las huellas de sangre y el rostro barbado son de Leonardo Da Vinci, porque todo apunta a que el autor de esta enigmática obra fue este genial artista”, esto afirman en virtud de que Leonardo conocía los principios de la fotografía y en obras previas, como en “La última cena” y “La Virgen y el niño con Santa Ana” y otras, hay manifestaciones de su interés de alterar las imágenes tradicionales pintando detalles enigmáticos que se han podido codificar por expertos, inclusive incluyendo personajes con el propio rostro de Leonardo.
En el libro “Revelación de los templarios” se hace un análisis complejo, pormenorizado de la imagen de Jesús en la fotografía demostrada ya por diversos autores.
Las Sábana Santa es enigmática, las controversias que la rodean complejas, las conclusiones de ambos lados a favor de su santidad o a de que se trata de una falsificación artística y quizá herética, durante el medioevo, son discutibles por los opositores de la fe o del arte.
Matteo Borrini en su estudio forense concluyó: “El sudario es falso, probablemente se hizo con fines didácticos o meramente simbólicos, pero mi fe no se basa en el sudario, sino en los evangelios”.
Los autores de “La revelación de los templarios” afirman que el sudario es una falsificación lograda con medios de fotografía rudimentarios.
La iglesia católica no entra en discusión de algo tan delicado, deja que la ciencia llegue a tener conclusiones y considera al Sudario de Turín como un ícono de la fe en Cristo y fe que lo acompaña en su Calvario.
Finalmente, repito las palabras del Dr. Paolo Di Lazzaro principal investigador del STURP, mencionadas en los primeros párrafos de este texto, “Si los resultados de las investigaciones suscitan debate filosófico o teológico, será cuestión de la conciencia de cada quien creer en la santidad del Síndone o en su origen terrenal”.
Cuestión de fe de cada quien…