24 de diciembre del 2025.- Cada diciembre, los escenarios del mundo se iluminan con la misma historia encantada que, año tras año, conquista a nuevas generaciones: El Cascanueces. El ballet, compuesto por Piotr Ilich Chaikovski y estrenado en 1892, se ha convertido en un símbolo indiscutible de la temporada navideña, un ritual cultural que anuncia la llegada de las fiestas con música, fantasía y una estética que evoca el espíritu invernal.

La obra narra la aventura de Clara, una niña que en vísperas de Navidad recibe un cascanueces que cobra vida y la conduce a un mundo de soldados de juguete, reinos de nieve y danzas llenas de color. Más allá de su historia, el ballet ha trascendido por su capacidad de reunir a familias, escuelas de danza y compañías profesionales en torno a una misma tradición que se renueva con cada función.

En muchas ciudades, la presentación anual de El Cascanueces es ya un evento esperado: padres que llevan a sus hijos por primera vez, bailarines que sueñan con interpretar el papel principal y compañías que encuentran en esta temporada uno de los momentos más importantes de su calendario artístico. Su música —iconos como la “Danza del Hada de Azúcar” o la “Obertura”— se ha integrado también en la cultura popular, reforzando su vínculo con las celebraciones decembrinas.

A más de un siglo de su creación, El Cascanueces continúa siendo un fenómeno que combina tradición, arte y nostalgia. Su permanencia prueba que, en medio de los cambios del mundo, ciertas historias siguen ofreciendo consuelo, magia y belleza. Y así, cada año, cuando las luces del teatro se apagan y suena el primer compás, comienza oficialmente la Navidad.

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