Cada año celebramos “El día del Médico”, ceremonia tradicional, disfrutada con alegría por quienes ejercemos esa bella profesión, que intenta curar el dolor del ser humano. En Xalapa nació la idea de tal festividad y ello me da la oportunidad de recordar un pasaje de la historia de esta mi ciudad, de los muchos grabados en el pasado y nunca cansa recordar.
El 23 de octubre de 1941, hace 81 años, se celebró una cena regia, para conmemorar “El día del Médico”, se efectuó en el Club de Leones de la ciudad de Veracruz, siendo presidente de la Sociedad Médica del Puerto el doctor Armando Deschamps, la crónica del acontecimiento la escribió el doctor Armando Landa y Cuevas, y se lee en el número 70 de la “Revista Médica Xalapeña”, de octubre de 1941.
La reseña de aquella cena es un relato que impregna de nostalgia evocadora del Veracruz y Xalapa de aquella época, hace siete décadas, cuando nuestra ciudad era una pequeña población, tranquila, siempre húmeda, con no más de cincuenta mil habitantes y sólo quince “profesantes de la medicina”, entre médicos, enfermeras y químicos.
Entre ellos se ayudaban, luchaban por superarse, celebraban reuniones de trabajo, conferencias con invitados de otras ciudades, que recibían con honores, atendían con diligencia y despedían con afecto que los motivaba a volver a esta ciudad anfitriona cálida.
Aquella noche de octubre, cubierta ahora por el sudario gris del tiempo, vivió momentos transcurridos en aquel Xalapa, que se esfumó para no volver, como la pavesa que es todo momento de felicidad. Velada cálida lejana, pero se siente cercana, ¡viva!… a un lado de nosotros, de esta dimensión donde hoy vivimos y es una fascinante realidad para quienes creemos en la convivencia de tiempos paralelos, como una verdad.
Cuando leí, por enésima ocasión, los comentarios de aquella reunión de entusiasmo desbordado y la alegría de vivir de un gran número de almas palpitantes de emoción… hace mas de ochenta años, me motivo a desear, con romántica esperanza, que aquellos momentos fugaces registrados por el tiempo vuelvan a suceder en el presente, ya no con la misma gente, pero con entusiasmo similar y compañerismo acendrado por el tiempo.
Cuando leo los pensamientos, sugerencias o arengas emotivas en las entrañables hojillas de esas revistas del pasado, carcomidas por polilla, vivo con fruición los episodios descritos de aquella Xalapa provinciana de la primera mitad del siglo pasado.
Tengo en mi librero todos los ejemplares de la “Revista Médica Xalapeña”, “Órgano oficial del Sindicato de Médicos y Profesantes Similares de Xalapa”, editada durante veinticinco años, de diciembre de 1936 a enero de 1961.
En las vetustas páginas he leído al Dr. Pedro Rendón, líder de los médicos de aquel entonces, firmaba como “Mephistos”, sus comentarios siempre con seriedad humorística, hacía alarde de ingenio y cultura, poeta y ejecutor admirable del chelo, que en las tertulias en su casa, de “sus jueves” ofrecía con los ojos entre cerrados a los presentes, invitando con entusiasta energía a la unión de y fraternidad, como aquel discurso que también dijo en las reuniones de los jueves en su casona de la avenida Revolución, junto a catedral, una noche de octubre de 1935, “Queridos compañeros, he pensado en la injusticia que sucede cuando veo que en el año se celebran el día de las madres, del padre, de la revolución, del cartero, ¡bueno, hasta del burro!, pero no el día del médico, qué esperamos para luchar para que este día se celebre, ¿ acaso los médicos valemos menos que un burro?
Aparecen crónicas y relatos de eventos de la época, escritos con detalle por el Dr. Augusto Landa y Cuevas, reseñando eventos sociales en el célebre Casino xalapeño, crónicas de eventos médicos con invitados de la capital de la república por el Dr. Abelardo Moreno Armengual, primer oftalmólogo en Xalapa, críticas a la política local, asertivas y severas del Dr. Francisco Navarrete Blanco, presidente municipal de Xalapa de 1947 a 1948, fue sólido impulsor de la ciudad, apoyó a los trabajadores humildes del parque Juárez, aficionado al beisbol, deporte que impulsó, en el parque deportivo Colón existe placa conmemorativa de su labor, falleciendo en funciones en trágico accidente, el 10 de julio de 1948.
Época de unión fraterna entre los médicos de Xalapa que poco a poco se esfumó, como la inspiración del poeta cercano a la muerte.
Actualmente no existen publicaciones que se aboquen a la actividad médica académica, social, donde se pudiesen ventilar éxitos de médicos locales de la ciudad y el exterior, ni análisis de la problemática en el ejercicio profesional o intercambio epistolar, en fin una verdadera fuente de comunicación global. Todo esto lo brindó aquella vieja revista, inolvidable, actualmente desconocida por completo.