POR: Elsa Maile Gutiérrez Landa

Tras las declaraciones del Presidente Trump en las que amenazó subir los aranceles como respuesta al alto flujo de inmigrantes centroamericanos llegando a territorio estadounidense y, con las grandes críticas al personal que se presentó a las reuniones, el gobierno mexicano tenía mucho que decir, y que aclarar, en las conferencias mañaneras de esta semana.

Después de que nuestro canciller Marcelo Ebrad logró convencer al Presidente Trump y su gabinete de tratar la migración con políticas sociales, como parte de una prueba al discurso progresista de nuestro presidente, aun le faltaba una tarea un poco más complicada; convencer al pueblo mexicano que su trato había sido una victoria para nuestro país y no una reverencia a nuestro vecino del norte.

Esta semana la conferencia mañanera giró en torno a un tema, el papel que la secretaría de relaciones exteriores llevará a cabo para coordinar un “Plan Integral de Migración” y cuya primera acción fue desplegar la guardia civil en la frontera sur, pero que también implica el trabajo con los países de Centroamérica, la generación de políticas de protección de los derechos humanos, la contención de migrantes en proceso de espera en la frontera norte y políticas de bienestar para los migrantes.

El plan propuesto lejos de ser lo que se esperaba propone ciertos problemas; en primer lugar, que sea nuestro Secretario de Relaciones Exteriores quien esté coordinando esta estrategia y no solo negociando los tiempos y, tal vez, manteniendo comunicación con los países involucrados; sabemos bien que Marcelo es una imagen de confianza para el presidente, pero no podemos olvidar la importancia e su nombramiento original y lo necesario que es tener a alguien con presencia en el extranjero, sobre todo con un Presidente que no ha salido del país. En segundo lugar, preocupa el tema del presupuesto, a pesar de las declaraciones de López Obrador sobre utilizar el dinero obtenido de la venta del avión presidencial, su mismo gabinete desmintió esa posibilidad, dejando en duda la capacidad del estado de mantener su estrategia a largo plazo. Finalmente, se ha presentado un discurso humanista que pone al frente los derechos humanos, se habló de evitar la xenofobia y de apoyar o incluso dar nacionalidad a niños migrantes, pero se ha dejado de lado el discurso sobre la pobreza que se vive en el país, la inseguridad que viven los mismos mexicanos y las grandes redes de corrupción y de delincuencia que han operado en la ruta migrante mexicana por años.

Es verdad que el plan propuesto por el gobierno es ambicioso y requerirá destinar una gran cantidad de recursos tanto económicos como humanos; también es cierto que ver los frutos de este plan requerirá tiempo, probablemente más del que se negoció con Estados Unidos; sin embargo se ha aprovechado la oportunidad para dejar en claro que las situaciones nacionales se atenderán de acuerdo a la ideología del gobierno y, que como lo dejaron claro los gobernadores que asistieron a palacio nacional a la conferencia del viernes ,en este país se hace lo que diga el presidente.

Y no solo en materia de migración, ya que aprovechó la oportunidad de las cámaras para recordar al pueblo que el aeropuerto de Santa Lucía es una realidad a pesar de lo que se diga la oposición y el poder judicial. Definitivamente estaremos escuchando más sobre el proyecto del aeropuerto en las siguientes semanas.

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