No al grado de lo imposible, pero será bastante difícil que la oposición venza a Morena en las elecciones del próximo año, cuando se renovarán la Presidencia, el Congreso federal (Cámaras de Diputados y de Senadores) y en algunos estados las gubernaturas y los Congresos locales, como en el caso de Veracruz.

Para el caso del estado, de hecho, la visita del pasado domingo del presidente Andrés Manuel López Obrador fue para prácticamente echar a andar la campaña de Morena y a eso se debió su reunión con los verdaderos promotores y operadores del voto de su partido, los llamados “Servidores de la Nación”, equipo humano que en Veracruz coordina el delegado de los programas de Bienestar Manuel Huerta.

Si bien el pretexto de la reunión en el WTC de Boca del Río fue el programa estatal del Banco de Bienestar, implicó más que eso: además de los resultados que pretenden, entrar en contacto con los jóvenes que creen en la 4T para alentarlos a que, como lo han venido haciendo, se entreguen sin reserva alguna a actualizar, fortalecer y ampliar el padrón de beneficiarios de los programas sociales, que a la vez implica el padrón electoral en el que pretenden fincar su triunfo.

Es una forma de empezar a trabajar la base y en la base con el electorado sin que el Instituto Nacional Electoral (INE) los acuse de estar haciendo campaña en forma anticipada, utilizando, además, recursos públicos. El hecho de que haya sido el propio presidente quien vino a encabezar la reunión (antes había estado en Tabasco con el mismo propósito) es el más claro indicativo que se erigió en el verdadero jefe de campaña de su partido.

Hasta en tanto no entregue la presidencia e independiente de quien sea el candidato o la candidata a sucederlo, él será el único responsable de los resultados en los que, además, está muy interesado, más que ningún otro, para asegurar la continuidad de su proyecto histórico. La gran diferencia con todos los intentos anteriores que hizo para hacerse del poder político es que ahora tiene todos los recursos disponibles, tanto económicos como materiales y humanos, a lo que suma su experiencia.

Así, si bien ya no estará en las boletas en 2024, de todos modos va a estar presente con su estrategia que, por lo que se ha visto en el arranque, está bien pensada y cuyo objetivo principal es mantener cautivos a los más necesitados, que por lo mismo son los más manipulables y los que votan, lo que está demostrado históricamente (“ayudando a los pobres va uno a la segura, porque ya sabe de que cuando se necesite defender, en este caso, la transformación, se cuenta con el apoyo de ellos”, dijo el 4 de enero pasado).

En los hechos y en la práctica, Morena y el presidente trabajan en dos grandes vertientes de cara a 2024: por un lado están concentrados en ganar las elecciones de este año en Coahuila y en el Estado de México, sobre todo en este último, en lo que están volcados la dirigencia nacional de Morera, los gobiernos de los estados en los que tienen el poder, los senadores y los diputados, y por el otro, el presidente se encarga de todo lo relativo a las elecciones de 2024 con la gran estructura humana de los programas de Bienestar.

Su estratega mayor inició operaciones en el estado

Y es indudable que le da a Veracruz la gran importancia que tiene por el tamaño de su padrón electoral y por todos sus recursos naturales, materiales y humanos que posee. De ello da constancia el hecho de que el domingo dejó al Coordinador General de los Programas para el Desarrollo (está por encima de la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel Reyes), Carlos Torres Rosas, para que echara a andar en tierras veracruzanas asambleas en las que conformarán Comités Programas para el Bienestar.

En consecuencia, ayer primero en Córdoba y luego en Ixtaczoquitlán tuvieron lugar las primeras asambleas y se conformaron los primeros comités en todo el país, en los que van a involucrar a miles de beneficiarios como representantes de los diversos programas: Producción para el Bienestar, Tandas para el Bienestar, La Escuela es Nuestra, Jóvenes Construyendo el Futuro, Personas con Discapacidad, Sembrando Vida, Becas, y Adultos Mayores, con los que se van a involucrar representantes del Banco del Bienestar y de la delegación estatal de Bienestar, un comité que pretenden que funcione todos los días, o sea, una forma de ir integrando otra gran estructura humana que seguramente van a desdoblar el próximo año con fines electorales.

De la relevancia de la presencia de Torres Rosas habla el hecho de que coordina los programas y a todos los delegados desde la propia Presidencia, en la que fue secretario Técnico del Gabinete (y de hecho lo sigue siendo), un hombre muy cercano al presidente López Obrador por ser amigo personal de su hijo Andrés Manuel López Beltrán “Andy”, a quien pusieron al frente de los programas sociales para, en los hechos, ser el responsable de la operación electoral. Él es originario de Durango, administrador de empresas, egresado de la Universidad Bath, del Reino Unido, tiene apenas 37 años de edad y fue el operador electoral de AMLO en 2021.

Su operación está centrada, además de en ganar la presidencia y las gubernaturas, en especial en ganar la mayoría en el Senado y en la Cámara de Diputados, en especial en esta última, luego de la experiencia que están viviendo donde se han topado con la oposición que paró dos de las tres grandes reformas constitucionales que programó Andrés Manuel para su sexenio.

Lo que se sabe es que luego de Torres Rosas vendrán a Veracruz todos los secretarios de las distintas dependencias federales a encabezar reuniones con los comités que ahora se están conformando, para mantener la dinámica que forma parte de su estrategia electoral. En ese esquema juega un papel muy importante, fundamental, el delegado Manuel Huerta, pues sin cuyo trabajo y la estructura humana que supo conformar no hubiera sido posible echar a andar la estrategia (campaña) que va a desembocar en 2024.

Y en la oposición apenas están buscando una alianza

Ante ese panorama, se ve muy complicado el triunfo de la oposición, pues, además, mientras algunos aspirantes recorren el estado como llaneros solitarios y en busca de apenas integrar una alianza, los guinda, por encima de sus divisiones internas, guiados por López Obrador, trabajan ya en su estructura electoral, en su maquinaria de votos, con todos los recursos que da tener el poder.

Lo que se advierte también es que con el esquema que traen, los candidatos que pongan (o que impongan) tendrán altas posibilidades de ganar pues no triunfarán necesariamente porque sean las personas más idóneas sino porque los arropará una gran maquinaria hecha a propósito, y eso arreciará los pleitos internos por obtener las candidaturas, ya sea al Senado o a la Cámara de Diputados, ya que prácticamente hemos vuelto a los tiempos del PRI, donde asegurar una candidatura era asegurar un cargo de representación popular; un cambio, como en el Gatopardo, para no cambiar.

 

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