Por Arturo Reyes Isidoro

21 de noviembre del 2025. Xalapa, Ver.- Con cuánta oportunidad, antes de que se dieran asomos de violencia en la sede del Congreso local, el secretario de Gobierno, Ricardo Ahued, dijo el martes que “Veracruz vale más que cualquier rencilla”, y que el estado “es más grande que cualquier ambición personal, política o económica”.

Se pronunció al iniciar las comparecencias de los secretarios de despacho para glosar el primer informe de actividades de la gobernadora Rocío Nahle. Lo que puede considerarse el mensaje político de su intervención sonó, sin embargo, como una voz en el desierto, pues, al menos en lo inmediato, nadie pareció tomarle la palabra para intentar reiniciar una nueva etapa en la vida política de Veracruz con base en el respeto, la madurez, la civilidad, la cordura, el diálogo, la negociación, el entendimiento y el acuerdo.

Ahued, de todos modos, dejó tendida su mano para ver si alguien se la toma y le da un apretón de acepto, lo que a la vez lo pone a prueba para ver si cumple o hasta dónde puede cumplir, en el entendido de que, finalmente, es un subalterno de la gobernadora, quien tiene un estilo muy unipersonal de gobernar, donde la única voz cantante es la suya y ve en quienes disienten no a unos críticos o sus críticos sino a unos enemigos.

Su llamado a superar cualquier rencilla vale lo mismo para los actores de la oposición, pero también para los mismos funcionarios, empezando por la propia gobernadora, belicosa como se ha comportado hasta ahora, y actores de su partido. En Ricardo habló ese día el político formado ya en plena adultez, pero que entiende bien a los veracruzanos y dimensiona en su justo valor la importancia del estado, porque, aunque no nació en Veracruz, desde niño, cuando a los 8, 9 años lo trajeron sus padres del estado de Hidalgo, mamó la idiosincrasia del veracruzano. En su caso, sí se puede afirmar que es veracruzano por derecho propio.

Tendió su mano y dio un primer paso

La mañana de ese martes tendió su mano y dio un primer paso al frente. Invitó a la joven y combativa diputada Elena Córdova Molina, y con ella al resto de diputadas y diputados, a que le “permitan” y le den la “oportunidad” de atenderlos presencialmente, en respuesta a un reclamo de falta de atención. Su ofrecimiento cobró doble valor a partir de la militancia de la legisladora en Movimiento Ciudadano, un partido al que la gobernadora sataniza tanto que, junto con los del PAN, a sus presidentes municipales electos son a los únicos a los que se ha negado a invitar y a recibir en el palacio de gobierno.

Diputado local, como fue, reconoció que hacen una labor (la de oponerse y cuestionar, se entendió) y esa es la instrucción que tienen (de su partido, se entendió también), pero que:

“Nos hace falta dialogar, nos hace falta acercarnos, es importante su labor, nos parece que los necesitamos y ambos nos necesitamos, para dar respuesta a una sociedad. Veracruz vale más que cualquier rencilla, Veracruz es más grande que cualquier ambición personal, política o económica”.

Expresó que “es tiempo de que podamos entender que la labor de la secretaría, por instrucción de mi gobernadora, por convicción personal, es de servicio, no de servirnos” y que “esta labor por Veracruz, donde me ocupa prácticamente el tiempo completo, de lunes a domingo, quiero decirles que la vivo con pasión, con responsabilidad, con valor, pero con el ánimo de servir”.

Pide darle una salida a la sociedad, sin violentarse

Repitió: “Ninguna y ninguno de ustedes, del partido que provengan, tendrán las puertas cerradas en mi oficina. Necesitamos servir, repito, sin ambición, con pasión. Es la gran oportunidad en los días que nos queda de la labor política, porque los cargos son por tiempo, no desperdiciemos el tiempo”, y que “habremos de coincidir y habremos, de repente, de no encontrar acuerdos, pero desde ahí no violentemos a la sociedad.

Démosle la salida para que tengan un ánimo, quitar el estrés de vida, que hoy es mucho en el país, y que tengamos la oportunidad de, juntos, construir dentro de las diferencias que cada quien tenga, ideológicas, de partido, se vale, y así lo haremos”.

Volvió al discurso de cuando era alcalde de Xalapa: “Me anima la honestidad, no el poder por el dinero, ni el poder por el poder”… “y no voy a hacer menos de lo que me obliga el poder que me da el servir, pero tampoco rebasaré las leyes para atropellar, para ocupar la Secretaría de Gobierno, para atropellar, para abusar, y para lastimar”. Les dio su seguridad y confianza “de que me puedan marcar, por ahí manejé mis datos, para que me marquen cuando quieran, para atender asuntos que sean para beneficio de Veracruz, para resolver los miles y cientos de problemas, y atender, como todo, salud, seguridad, y todo lo que tengamos enfrente”.

¿Lo respalda, lo respaldará la Gobernadora?, es la gran interrogante

Militante del PRI en sus primeros años como político, crítico y autocrítico dentro de su propio partido, entonces, Ahued sabe muy bien que es posible el acuerdo con base en el diálogo, y que no hay diferencia, por muy grande que sea, que no se pueda superar con voluntad política. Ante la estrepitosa caída de la gobernadora Rocío Nahle en la aprobación de los veracruzanos, solo él puede hacer algo, o mucho, por rescatarla, con base en lo que propone. Hoy está a buen tiempo de hacerlo, pero la gran interrogante es si, soberbia como es la señora, lo respalda y respalda sus acciones y decisiones (otro, pero casi son los únicos dos, que podría hacerlo también es el subsecretario de Gobierno, José Manuel Pozos Castro, por el oficio político que tiene).

Por lo que vi y escuché, a ningún diputado, hombre o mujer, se le ocurrió preguntarle si es cierto (esa es la versión que tiene el columnista) que le ha presentado ya en por lo menos tres ocasiones su renuncia a la gobernadora, aunque no se la ha aceptado (fuentes dignas de crédito me han asegurado que también el secretario de Salud, Valentín Herrera Alarcón, ya presentó en tres ocasiones su renuncia, pero, igual, no se la aceptó). El también empresario es de los pocos políticos que, en su momento, se dieron el lujo de decirle no a un gobernador, primero a Fidel Herrera Beltrán quien, apenas había terminado su primer periodo como alcalde, le ofreció nombrarlo director general de la Comisión del Agua del Estado de Veracruz (CAEV), y luego a Miguel Ángel Yunes Linares, quien, gobernador electo, lo invitó a comer a su casa y le ofreció el cargo que quisiera.

Habrá que esperar al día 30 para escuchar a la gobernadora Rocío Nahle y ver si coincide con la intención política de su secretario de Gobierno, o si insiste en que se haga solo lo que ella quiera y decida. Pero conociendo como se conoce a Ahued, cuando considere que se lastima su dignidad, no dudará en irse, eso creo.

Termina, pues, una semana caliente por las comparecencias, pero también con gratas sorpresas políticas, al menos para el columnista, con la intervención en especial de la diputada panista Indira Rosales San Román durante la comparecencia del secretario de Finanzas, Miguel Santiago Reyes Hernández, y la del diputado federal Sergio Gil Rullán, de MC, en la Cámara de Diputados, al comparecer la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel Reyes. Comentaré aparte sobre ellos. Mostraron ser dignos representantes de la oposición, de las minorías, que también son voces que deben ser escuchadas y tomadas en cuenta.

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