Por Denisse de los Ángeles Uribe Obregón
El equilibrio entre hombres y mujeres en la toma de decisiones y en la ocupación de cargos de liderazgo de las diferentes esferas sociales, refleja la sociedad en la que se desenvuelven, siendo la paridad de género un indicador de la democracia de un país.
Actualmente, según las estadísticas del foro económico mundial del año 2023, la representación de las mujeres en el ámbito laboral es del 50%, sin embargo, cuando se analiza según los cargos que ocupan, desciende este porcentaje significativamente cuando nos acercamos a los puestos directivos de alta dirección en las instituciones, particularmente en la administración pública, nos integramos con tan solo un 29% a nivel mundial.
Particularmente, México es actualmente uno de los 6 países de Latinoamérica que alcanzan el 40% de participación de las mujeres en cargos dentro de la administración pública, en gran medida gracias a la reforma constitucional de 2019 en materia de igualdad y paridad de género, que otorgó una base firme que impulsa y fortalece el crecimiento de las mujeres en los órganos gubernamentales.
La paridad de género no solo consiste en la distribución equitativa de las fuentes de trabajo, tanto en número como en jerarquía, también es fundamental para la construcción de un entorno que fomente el acceso equitativo a oportunidades en donde se implementen políticas de conciliación laboral, de disminución de la desigualdad salarial, y el fomento de un entorno libre de discriminación y acoso; para lograrlo se deben propiciar cambios culturales y estructurales que promuevan la igualdad sustantiva en todos los niveles gubernamentales.
Estos datos reflejan los esfuerzos y avances de México en la promoción de la paridad de género en la administración pública, sin embargo, el camino hacia una administración pública paritaria aún requiere de un compromiso genuino por parte de los gobiernos para afrontar los retos que aún existen para lograr una representación equitativa, pero los beneficios de una mayor inclusión y diversidad en los procesos de toma de decisiones son innegables.