¿Los niños y adolescentes de la generación de cristal son más débiles que sus padres o sus abuelos a su edad? ¿Qué sucede actualmente con los niños y adolescentes llamados generación de cristal? Algunos describen a estos chicos y chicas como vulnerables e incomprendidos, debido a una probable sobreprotección ejercida por sus padres.
El término generación de cristal se le atribuye a la filósofa y política española Montserrat Nebrera, quien la utilizó para referirse de este modo a los niños y adolescentes nacidos entre los años 1990 y 2010, aunque este periodo de tiempo puede variar según algunos autores.
Nebrera subrayó que el término de generación de cristal podría utilizarse con una connotación de sarcasmo, burla o señalamiento a la supuesta fragilidad de los niños y adolescentes, entre 12 y 29 años de edad, que crecieron en un mundo de comodidades, dispositivos electrónicos, herramientas digitales, redes sociales e interacción en línea.
Un niño de cristal, no se mete en riñas o peleas y por lo regular huye de los conflictos, debido a que su condición le hace buscar la paz, la armonía, la concordia en todo momento. Además, estos niños no destacan por encima de los demás, no pretenden llamar mucho la atención, en ocasiones prefieren pasar desapercibidos, precisamente porque su ego no es su prioridad.
¿Cuáles son las características de éstos niños y adolescentes de cristal? se desmotivan fácilmente, no toleran las frustraciones, normalmente quieren todo ya, rápido, sin esperar, no saben transitar procesos, no tienen recursos o elementos para vencer la dificultad ni superar obstáculos, igual carecen de perseverancia por falta de interés, de motivación, de compromiso de su parte, no están dispuestos a esforzarse para obtener logros, no aceptan límites, algo muy grave es que creen tener derecho a todo, creen que todo se lo merecen, no tienen responsabilidad con nada, son bastante frágiles, débiles, endebles, no tienen recursos o herramientas para afrontar la vida adulta, se deprimen fácilmente, no encuentran sentido ni propósito a su vida, no descubren su vocación, en algunos casos extremos no hacen nada por sí solos esperando a que todo les resuelvan por ellos, todo debe ser rápido, inmediato y gratificante, piensan únicamente en su satisfacción, su diversión a su sola elección, necesitan estímulos constantes que los lleven al límite, y como consecuencia de todo esto no se sienten aptos para la vida, sin la capacidad suficiente para afrontarla, siendo la mayor causa la comodidad, la zona de confort, una especie de burbuja que limita el desarrollo de su potencial; y que por si fuera poco, el paso de la pandemia fue un catalizador para elevar esta condición de manera exponencial.
Recientemente, algunos autores, psicólogos y expertos en la materia, opinan que puede existir una causa muy fuerte desde el seno de las familias de los niños y adolescentes de cristal, que tienen padres de ALGODÓN que son aquellos que están centrados en que sus hijos no se frustren, que tengan todo lo que quieran, que no hagan esfuerzos, que no encuentren dificultades sino por el contrario tengan facilidades en casi todo, que no tengan que tolerar un NO por respuesta de parte de nadie, que no se enojen, que no sufran, que no los lastimen, que no viajen en transporte público ni caminen, que no vean familiares enfermos haciéndolos insensibles al dolor ajeno, que no asistan a funerales ni entierros sin la posibilidad de poner en práctica la empatía ante la pena de los demás, que no tengan obligaciones ni en casa ni fuera de ella, que exijan sus derechos en cualquier lugar, que satisfagan sus deseos, que encuentren diversión en todo momento, que manejen los tiempos de la familia de manera egocéntrica, que decidan aún aquello para lo que no están preparados, dándoles todo lo posible, con el pretexto del remordimiento de no hacerlos pasar por un poco de escases, como lo pasaron ellos en su infancia o adolescencia, sin considerar que una estómago hambriento, una cartera vacía y un corazón roto, te pueden enseñar las mejores lecciones de la vida, como dice una frase muy común en las redes sociales.
Les recomiendo mucho si pueden ver la película S.O.S. familia en apuros, una comedia del año 2012, protagonizada por Billy Cristal, Bette Midler, Marisa Tomei y Tom Everett Scott, en donde se puede ver como el matrimonio joven que podríamos considerar como un ejemplo de padres de algodón, educan a sus hijos bajo una sobreprotección, en la que las reglas de casa son sumamente flexibles, tolerantes y poco autoritarias, y muy fuera de lo común, hasta que reciben la visita de los abuelos, quienes tratan de manera normal y ordinaria a los nietos, casi convirtiéndolos en niños normales, y me encanta un diálogo del abuelo cuando desesperado de no poder controlar a uno de los pequeños está apunto de corregirlo, mientras la abuela lo detiene, porque su hija les dejo muchas recomendaciones de cómo deben tratarlos y entonces el abuelo exclama: ¡ya no puedo más, en esta casa todo es momento educativo, y proteger su autoestima,… “usa tus palabras, usa tus palabras”… pero la palabra que nunca le dicen a ellos es NO!
Como padres tenemos la enorme responsabilidad de la educación de nuestros hijos, de guiarlos, encausarlos, prepararlos para la vida, con los valores, los recursos y herramientas necesarias no solo transitar, sino también para aportar a la sana convivencia con la sociedad y vivir en armonía con los demás. Proverbios 22:6: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.”