El nazismo, un capítulo obscuro en la historia de la humanidad, es de todo el mundo conocido el holocausto judío y la crueldad que durante la segunda guerra mundial llevó a cabo causando la muerte de seis millones de personas en forma lenta y cruel, basta ver imágenes del holocausto que causan consternación e incredulidad.
Documentos fotográficos de la época denuncian las atrocidades de los nazis para exterminio masivo de seres humanos judíos, en los campos de concentración de Chelmno, Belzec, Sobibor, Treblinka y Auschwick – Birkneau, cinco lugares que al mencionar su nombre estremecen e indignan cada vez mas.
En la ciudad de Washington, EEUU, existe el Museo del holocausto, aledaño al National Mall, gran extensión verde ubicada entre la Casa Blanca y el Capitolio, esta bella explanada en primavera permite desplazarse a la cuenca Tidal en el río Potomac que en primavera luce esplendorosa con más de tres mil cerezos japoneses en flor, un espectáculo hermoso.
Este espacio de verdor y cerezos ha sido gran idea para sosegar el espíritu, elevar el ánimo y es interesante que junto al National Moll, se haya instalado el Museo del holocausto, donde se contemplan las atrocidades de los nazis y el sufrimiento de los judíos.
En la “Encyclopedia of camps and ghetos, 1933-1945” cuyo editor general es Geoffrey Megarnee, editada por el Museo del holocausto de los Estados Unidos y accesible en internet, puede usted conocer la historia y las dramáticas escenas de aquel episodio vergonzoso para la humanidad, la paranoia bestial del nazismo.
Al evocar el holocausto, nos imaginamos que en su concepción y desarrollo participaron solo mentes y empresas perversas, torvos en su conducta y pensamiento, pero no fue así.
Hubo personajes connotados en la literatura, filosofía, cinematografía, industria que colaboraron con el régimen hitleriano, entre ellos Martin Heidegger filósofo, Gunter Grass Nobel de literatura, Henry Ford magnate de la industria automovilística, Magda Schneider notable actriz, que fue declarada “Actriz favorita de Hitler”.
Entre la industria se ha mencionado desde la época de la guerra a empresas que fueron simpatizantes y apoyaron al fatídico dictador, Coca Cola, Bayer, Hugo Boss, Siemens. Kodak, Porsche, IBM, Ford y Volkswagen. (www.cronistaslatinoamericanos.com/famosos-y-empresas-que-apoyaron-a-hitler/)
Para numerosas personas, a través de la historia, y en el caso personal hubo un personaje que nos fascinó por su brillante vocación de investigador y escritor, el francés Alexis Carrel, quien nació el 28 de junio de 1873 en Sainte-Foy-les-Lyon, Francia, obsequió importantes aportaciones a las ciencias básicas, medicina y cirugía donde desarrolló ingeniosas y efectivas técnicas de anastomosis vasculares, también en cultivo de tejidos, trasplante de vasos sanguíneos y de órganos entre animales de diferente especie. Por sus trabajos en estas áreas de la ciencia obtuvo el premio Nobel de biología y medicina en 1912.
Carrel fue investigador inquieto, de fuerte carácter por lo que al proponer y defender sus convicciones creó diversas enemistades, como su propuesta de investigar científicamente los milagros de la virgen de Lourdes en la gruta Masee-Vielle, en Francia, sitio que recibe miles de devotos a bañarse en el agua milagrosa en el sitio de la aparición de la virgen el 11 de febrero de 1858 a la monja novicia Bernardette Soubirois, esto le causó diversas críticas y enemistades.
La actividad de Carrel durante su vida fue febril, investigaba con pasión todo lo que en medicina y biología le parecía interesante, con el célebre Dr. Charles Guthrie perfeccionó las suturas en los vasos arteriales, técnica quirúrgica delicada y eficaz. En 1915 publicó en francés, su gran trabajo “Tratamiento abortivo de infecciones en las heridas” que junto con el químico inglés, Henry Darkin, interesado en la actividad óptica de los compuestos orgánicos crearon la solución de gran poder antiséptico que lleva sus nombres, y que hoy es de gran utilidad como auxiliar en la asepsia quirúrgica.
El Dr. Carrel fue miembros de múltiples sociedades en Holanda, Bélgica, Vaticano, Alemania, Francia, Italia y Grecia, una mente brillante.
Entre sus publicaciones el libro “La incógnita del hombre”, en 1936 fue brillante y exitoso, en sus páginas se percibe su inclinación por la eugenesia, la tendencia a lograr la perfección orgánica del ser humano. La siguiente expresión de Carrel, vertida en ese libro fue muy criticada por académicos y científicos, “Nuestros esfuerzos por volver normales a los seres humanos inservibles, son evidentemente inútiles, por ello deberíamos volver toda nuestra atención hacia el fomento del óptimo desarrollo de los verdaderamente aptos y es necesario separar a aquellos niños dotados de grandes potencialidades y desarrollarlos lo mas completamente posible”.
Durante la segunda guerra mundial, volvió a Francia, ocupada por los nazis y en la ciudad de Vichy dominada por los nazis, aceptó un cargo científico que le ofreció el gobierno, ahí Carrel dirigió la Fundación francesa para estudio de los problemas humanos”, desde ahí propagó sus ideas sobre la eugenesia.
Los aliados triunfaron, la guerra terminó, Alexis Carrel fue cesado y acusado de colaboracionista nazi. Su sumió en el olvido y durante cuarenta y cinco años nadie lo recordaba. En 1991 el Frente Nacional de Le Penn lo sacó del anonimato defendiendo sus ideas racistas, pero la sociedad francesa no lo aceptó y lo acusaron de no merecedor del premio Nobel que ostentaba, su nombre fue retirado de las calles de más de veinte ciudades francesas, menos en París donde aún existen algunas placas con su nombre, todas, deterioradas y pintarrajeadas. Los últimos años de su vida los dedicó a la reflexión filosófica, también con profundidad y sapiencia. Murió en París el 5 de noviembre de 1944, a los setenta y un años.
Alexis Carrel engruesa el contingente de mentes brillantes inclinados al despreciable racismo y la utopia de lograr al ser humano perfecto.
Cuestiones de la vida, cosas de la historia humana.
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