A pesar de la euforia por la aprobación del Adulhem, el fármaco contra Alzheimer más prometedor hasta hoy, ciertos médicos muestran reservas.
Empieza con despistes. ¿Dónde habrán quedado las llaves? ¿Cuándo habíamos quedado de vernos para desayunar? Así, pasa desapercibido. Total, a todos nos puede pasar. Eventualmente, los nombres de los familiares cercanos se pierden también. Luego, los pacientes de Alzheimer olvidan que sus parejas fallecieron, tienen problemas para planear sus días y dejan tareas sencillas sin hacer.
El estudio para encontrar las causas y posibles soluciones para este padecimiento cerebral degenerativo han generado pocas alternativas para los enfermos. Recientemente, la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) en Estados Unidos dio permiso para la venta de un fármaco que contrarresta el avance de la enfermedad. El precio ha causado polémica en todo el mundo: se eleva hasta los 56 mil dólares.
Adulhem: una solución definitiva, pero inaccesible
Conforme avanza el tiempo, el lenguaje y la comprensión de ciertos conceptos dejan de tener sentido para los casos de Alzheimer. Eventualmente, los enfermos pierden la capacidad de hablar y de valerse por su cuenta. En un afán de ralentizar —y posiblemente eliminar por completo— la enfermedad del organismo, se desarrolló el Adulhem: una terapia molecular efectiva para contrarrestar los efectos de la misma.
Esta semana, los reguladores sanitarios en Estados Unidos aprobaron su venta y distribución en todo el país. Después de que el proyecto de investigación requirió miles de millones de dólares de inversión, parece ser que el fármaco contra Alzheimer puede frenar la progresión de la enfermedad, de acuerdo con The Wall Street Journal.
Nunca antes un tratamiento había ofrecido esta posibilidad. Sin embargo, el precio saca de las posibilidades a millones de personas que la padecen, y que no podrían ni cercanamente costearlo. Anualmente, se estima que el fármaco ronda los 56 mil dólares por persona. En contraste, el Instituto de Revisión Clínica y Económica estima que podría ser rentable en un precio mucho menor, de aproximadamente 8 mil 300 dólares al año.
No es el único fármaco contra Alzheimer
No es la primera vez que la FDA aprueba un fármaco contra Alzheimer. Desde 2003, tratamientos alternativos han sido permitidos, como los medicamentos Namenda y Aricept. Estas opciones reducen los síntomas, pero no pueden eliminarlos por completo, como promete hacerlo el Adulhem.
Este tratamiento nuevo está destinado para pacientes en etapas preliminares de la enfermedad, de acuerdo con Biogen, la compañía encargada de su desarrollo. El deterioro cognitivo debe de ser leve para que pueda funcionar óptimamente:
“Los ensayos clínicos de Adulhem fueron los primeros en mostrar que se espera que una reducción en estas placas, un hallazgo distintivo en el cerebro de los pacientes con Alzheimer, conduzca a una reducción en el declive clínico de esta devastadora forma de demencia”, dijo Patrizia Cavazzoni, directora de la división de la FDA encargada de los medicamentos.
A pesar de que esto es cierto, la FDA no ha dado un veredicto con respecto a qué personas son elegibles para que se les administre Adulhem. Sin embargo, Biogen aseguró que comercializaría el tratamiento a los clientes basándose en los pacientes en fases tempranas.
Una prescripción delicada
Además del gasto impresionante que requiere el Adulhem anualmente, la prescripción de este fármaco contra Alzheimer no es sencilla. Los médicos que lo sugieran deben de asegurarse de que sus pacientes tengan acumulaciones de amiloide, que han sido los indicadores principales de Alzheimer en las personas. Esto se puede observar en radiografías o punciones lumbares.
A diferencia de otros medicamentos que combaten la enfermedad, éste no se administra vía oral, con cápsulas. Por el contrario, requiere de aplicaciones una vez al mes en clínicas especializadas. Los pacientes que sigan el tratamiento deben de monitorearse de cerca, para protegerse de hemorragias cerebrales potenciales, de acuerdo con el Dr. Richard Isaacson, director del Alzheimer’s Prevention Clinic at Weill Cornell Medicine and New York-Presbyterian Hospital.
“Se requerirá mucha educación y muchos obstáculos logísticos”, enfatizó Isaacson, ya que el 41 % de los ensayos clínicos tuvieron efectos secundarios, sólo visibles en resonancias magnéticas. Aunque el panorama se amplía para los pacientes con Alzheimer, las consecuencias todavía no son lo suficientemente seguras. La aprobación de Adulhem, por tanto, ha sido puesta en tela de juicio por los médicos más cautelosos.