29 de julio de 2025. — Un poderoso terremoto de magnitud 8.8 en la escala de Richter sacudió este martes la región de Kamchatka, en el extremo oriental de Rusia, generando una alerta internacional de tsunami que alcanzó a varios países del Pacífico, entre ellos Japón, Estados Unidos, Chile, México, y diversas naciones insulares.
El sismo, cuyo epicentro se localizó a unos 126 kilómetros al sureste de Petropavlovsk-Kamchatsky y a una profundidad de aproximadamente 20 kilómetros, es considerado uno de los más fuertes registrados en la región desde 1952. Las autoridades rusas activaron de inmediato los protocolos de emergencia, ordenando la evacuación de zonas costeras en las islas Kuriles, donde se reportaron olas de hasta 4 metros y daños menores en infraestructuras portuarias.
La sacudida también generó alarma en otras regiones del Pacífico. En Japón, las autoridades emitieron una orden de evacuación preventiva en zonas de Hokkaido y el norte de Honshu, donde las olas alcanzaron aproximadamente un metro de altura. En Hawái, se activó una alerta de tsunami que llevó a la evacuación de áreas costeras en Honolulu; sin embargo, las olas fueron menores a lo previsto, y la alerta fue cancelada tras pocas horas.
La costa oeste de Estados Unidos, incluyendo California, Oregon y Alaska, fue puesta en vigilancia por riesgo de corrientes peligrosas y posibles fluctuaciones en el nivel del mar. En América Latina, países como México, Chile, Perú y Ecuador activaron protocolos de prevención ante posibles impactos del fenómeno marino.
Hasta el momento, no se han reportado víctimas mortales, aunque las autoridades rusas declararon estado de emergencia en zonas afectadas y monitorean posibles réplicas. Equipos de rescate y evaluación de daños ya se encuentran desplegados en la península de Kamchatka.
El Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico (PTWC) informó que la amenaza de un tsunami destructivo ha disminuido en la mayoría de las regiones, pero recomendó a la población mantenerse informada a través de canales oficiales.
Este evento ha puesto en evidencia la vulnerabilidad sísmica del anillo de fuego del Pacífico, una zona geológicamente activa donde se concentra el 90% de los terremotos del planeta.