La regulación del uso de la Inteligencia Artificial se ha convertido en un tema de urgencia relevante en ciertos sectores, pero que pronto, lo será para todos.
Es importante conocer las medidas que han tomado diversas instituciones gubernamentales y organizaciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Unión Europea, entre otras, para abordar los desafíos éticos, legales y sociales que plantea esta tecnología emergente, esto para prever la orientación que por el momento guardará la gobernanza global de la IA y así poder incorporarla con la conciencia de que estas aplicaciones serán, mínimo, a mediano plazo y así no perderse de incorporarla por el desconocimiento del panorama a corto y mediano plazo de su regulación.
Entre estas medidas, la UNESCO como pionera en la expedición de un marco normativo mundial, en el año 2021, estableció lineamientos para ser la guía en el desarrollo y uso de la IA en el documento titulado “Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial” el cual fue adoptado por unanimidad por los 193 países miembros.
Actualmente, España y Costa Rica, como países seleccionados por la ONU, trabajan con el objetivo de desarrollar la gobernanza global de la IA a través del planteamiento de un “Panel Científico Independiente Internacional”, el cual estaría compuesto por científicos y asesores, y del “Diálogo Global sobre Gobernanza de la Inteligencia Artificial”, este último orientado hacia el ámbito político, buscando garantizar discusiones inclusivas sobre la gobernanza de la IA y contribuir a los objetivos de desarrollo sostenible, el respeto de los derechos humanos y la diversidad cultural.
Todos los esfuerzos que hasta ahora conocemos, han sido orientados al establecimiento de normas éticas y legales sobre el uso de la IA que sean reconocidas globalmente, pues no pueden limitarse a esfuerzos nacionales o sectoriales dada la naturaleza de los sistemas de inteligencia artificial que exigen un enfoque multilateral previendo que su desarrollo y acceso sea equitativo en todos los países.
Además de lo mencionado anteriormente, es muy importante se prevengan los riesgos de su uso con fines militares, de vigilancia y discriminación algorítmica. Esta última como un concepto que deviene de la utilización masiva de la IA, por ejemplo su uso en nuestros celulares, con el reconocimiento facial, las redes sociales que recopilan información general de los dispositivos con la finalidad de darnos sugerencias basadas en dicha información, etc., creando interpretaciones de nuestra información que pudiera tener sesgos que es complejo puedan ser atañidos específicamente para determinar quién es responsable por decisiones discriminatorias tomadas por algoritmos.
Por ello, el reto principal en 2025 es la regulación y gobernanza de la IA como uno de los mayores desafíos jurídicos de nuestro tiempo, crear una gobernanza global democrática, que articule lo jurídico, lo ético y lo técnico, promoviendo el acceso equitativo a los beneficios de esta tecnología sin comprometer los derechos humanos para que la inteligencia artificial no solo sea inteligente, sino también justa.