Por Arturo Reyes Isidoro
28 de agosto del 2025. Xalapa, Ver.- Serenense, serenense. Alejandro Alito Moreno, exgobernador de Campeche, senador y dirigente nacional del PRI, tenía varios motivos para ‘madrear’ al todavía presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores, Gerardo Fernández Noroña, como lo intentó hacer en la sesión de la Comisión Permanente de este miércoles, pero creo que había uno en especial, que lo traía y lo trae caliente: el hecho de que desde que se fundó en 1929 con el nombre entonces de Partido Nacional Revolucionario (PNR), o sea hace 96 años, el ahora PRI nunca había dejado de tener un lugar en la Mesa Directiva de la Cámara alta, como ocurrió con la renuncia a sus filas del senador Néstor Camarillo, con lo que quedó solo con 13 senadores, contra 14 del Partido Verde Ecologista de México, que se convirtió en la tercera fuerza política del Senado y precipitó al cuarto sitio a la bancada tricolor.
De eso no tenía la culpa Noroña, pero sí de dar pie a que Alito encontrara un buen pretexto para desatar su furia y desquitarse con alguien, al negarle participación en la sesión, que, dijo Noroña después, lo hizo porque le fue negada por la asamblea. El jaloneo inundó las redes y los sitios de los medios y el escándalo trascendió las fronteras, aunque, como todo escándalo, pronto ha de pasar, quedará solo como un hecho
anecdótico, en cambio, la nota negativa del PRI, cuyo responsable es Alito, queda para el registro histórico, o sea, para siempre y reconfirma la erosión que continúa carcomiendo al PRI y que no tiene regreso.
Consideración aparte, Noroña, no de ahora, sino desde hace mucho, merecía y merece una buena paliza, a falta de la aplicación de la ley contra todos los de su calaña, de la que se salvó en esta ocasión, pero todos sabemos de sus barbajanerías, de sus agresiones a las mujeres, aparte de sus abusos de poder y de sus raterías que le han alcanzado ahora para comprarse una casita de 12 millones de pesos en Tepoztlán, dinero cuyo origen no quiere porque no puede explicar, sobre lo que los chairos morenistas guardan silencio y lo único que les falta es que salgan a gritar en coro “¡No estás solo!”. Agresivo con las mujeres, muchas de ellas periodistas, como Azucena Uresti, vimos cómo no metió las manos y retrocedió en forma cobarde cuando Alito se le fue encima, poniendo como pretexto, más tarde, que porque ya tiene 65 años de edad, como si eso lo dejara manco para defenderse.
Otro cierto es que en medio del escándalo, cada vez más Lilly Téllez (María Lilly del Carmen Téllez García) se consolida como la voz opositora y crítica por excelencia en México, periodista además de política, panista, sonorense de 57 años, carismática, de presencia agradable, con un gran dominio de la tribuna y del escenario público, como que fue una excelente conductora de televisión, lo que la preparó y afinó para la crítica y el debate y que por lo mismo trae por la calle de la amargura a Claudia Sheinbaum. Lilly calentó el ambiente cuando reiteró “la necesidad de la colaboración y asistencia de los Estados Unidos” para combatir al crimen organizado, lo que no le gustó a Sheinbaum.
“¿Por qué Sheinbaum está tan desesperada por silenciarme?”, preguntó y dijo que no la “intimida”, protestando porque, expresó, la presidenta se molestó por la captura de El ‘Mayo’ Zambada. En Lilly, la oposición, por lo menos el PAN, ya tiene una buena carta para la candidatura presidencial en 2030, además de Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, los dos géneros representados. ¡Ah! Y Lilly no bajó de “morenarcos” a los morenistas, lo que llevó, entre otras cosas, a la reportera Elena San José, del diario El País, a reseñar que: “La política mexicana está tirante como un cable de alta tensión”, y sí.
Martín burla como a unos niños a sus opositores
Los creía yo más capaces, como opositores, para enfrentar al rector Martín Aguilar Sánchez, en lo que dejó de ser un intento (por lo menos hasta ahora, en tanto acaban de resolver algunos jueces) para continuar como rector de la Universidad Veracruzana por cuatro años más. Me extraña y decepciona que un movimiento encabezado por exrectores no haya pasado de ser un intento de oposición, pues en realidad nunca pasó de manifestaciones pacíficas, light, en lugar de apretar, de verdad, contra quien consideran que usurpa el cargo; que hayan creído que solo con conferencias de prensa y pronunciamientos por escrito iban a tumbar a Martín.
Aquí critiqué que con días de anticipación le telegrafiaran que iban a ir a manifestarse en su contra, en lugar de sorprenderlo en sus oficinas y no dejarlo salir hasta que no se comprometiera, sino a reconsiderar, por lo menos a revisar su decisión y discutirlo con ellos. ¡Martín, ahí te vamos, uy, uy, uy, escóndete!, prácticamente le decían. Martín rindió este miércoles su cuarto y último informe de su primer rectorado, que programó en la misma Zona Universitaria, pero, igual, con tiempo le avisaron que iban a intentar impedir que lo rindiera, con una protesta “pacífica” afuera de la sede del acto. Lógico, lo cambió de lugar, pero lo sorprendente es que nadie se enteró de que lo iba a hacer y en dónde, cuando se supone que debían estarle marcando el paso. No fueron capaces de infiltrar a nadie para que les diera el pitazo. Una oposición así no es oposición.
Digo que fueron manifestaciones light porque querían ir solo un rato, en horario burocrático, para que les diera tiempo de ir a comer a sus casas con toda comodidad, cuando la lucha por una causa exige medidas radicales y sacrificios. Para mi gusto, debieron haber tomado las instalaciones universitarias, instalado campamentos, montado guardias las 24 horas, desquiciado la vida normal como medida de presión, pero, por lo que se vio, nadie quiso sacrificar su cómoda y caliente cama en lugar de ir a pasar noches en protesta aguantando las incomodidades e inclemencias del tiempo, como lo hacía, por ejemplo, López Obrador en su tiempo de opositor, como lo hace la CNTE hasta que no le dan lo que quiere.
Martín se debió haber quedado sorprendido ayer de que los hubiera burlado con facilidad, y hasta debió haberse soltado en carcajadas, y por la noche celebrado con champán con todos sus compinches.
Y ninguneó a la propia Gobernadora
Cuando en el acto de informe la Junta de Gobierno le entregó a Martín la constancia de su prórroga, fue también un duro golpe para la propia gobernadora Rocío Nahle, quien el 2 de junio, en su conferencia de prensa de los lunes, se pronunció sobre el caso: “que la gente elija, igual en la Universidad Veracruzana, tienen un procedimiento y se tiene que aplicar la norma, tenemos que ir a ejercer la democracia, es responsabilidad de la comunidad estudiantil, es lo mejor de todo”. El rector y los suyos la ignoraron, se hicieron oídos sordos, no hubo elección, ni siquiera convocatoria para que Martín ganara el cargo compitiendo contra otros aspirantes, y a ver cómo se presenta ahora el próximo 1º de septiembre al acto en que rendirá protesta a quien de alguna manera censuró por su intento (entonces) continuista, y quien ha dejado muy mal su autoridad a la vista de todos.
Lo va a tener que validar, validar contra lo que se pronunció
Ese fue otro punto que el movimiento opositor tampoco supo o quiso aprovechar. Tenían a la propia gobernadora de su lado y no supieron qué hacer y cómo actuar, como también tenían a su favor prácticamente a la totalidad de los medios. ¿Con esa falta de coraje defenderían los intereses de la universidad si en una de esas derrotan en tribunales a Martín?