12 de diciembre del 2025.- Cada 12 de diciembre, millones de personas en México y otras partes del continente celebran el Día de la Virgen de Guadalupe, una de las festividades religiosas más significativas del país. Más allá de su dimensión espiritual, esta conmemoración posee un profundo trasfondo antropológico y lingüístico que explica por qué ha permanecido como símbolo de identidad colectiva durante casi cinco siglos.

Una integración cultural en La Nueva España:

Desde una mirada antropológica, la figura guadalupana se convirtió en un puente cultural entre los pueblos originarios y el cristianismo colonial. Tras las apariciones atribuidas a la Virgen en 1531, la imagen adoptó elementos visuales y simbólicos que resonaron con las cosmovisiones indígenas: el manto estrellado, la flor de cuatro pétalos (nahui ollin) y la postura humilde que recordaba a deidades protectoras mesoamericanas. Estos rasgos permitieron una apropiación cultural que favoreció la continuidad de prácticas rituales prehispánicas bajo nuevos significados, creando una devoción que integraba tradición, territorio y memoria ancestral.

En el ámbito lingüístico, el papel del náhuatl fue determinante. El relato de las apariciones, recogido en el Nican Mopohua, se elaboró en esta lengua con una estructura poética propia de los discursos indígenas, lo que otorgó legitimidad y cercanía al mensaje evangelizador. Al presentarse la Virgen hablando en náhuatl a Juan Diego, la narrativa reforzó la idea de una divinidad que reconocía la lengua y dignidad de los pueblos originarios, favoreciendo la expansión del culto entre diversas comunidades. Con el tiempo, la figura guadalupana se convirtió en un símbolo plurilingüe, adoptado y reinterpretado por distintas regiones y grupos, desde rezos en lenguas indígenas hasta expresiones devocionales en el español popular.

La celebración de la Virgen de Guadalupe, por tanto, no solo es una fecha religiosa: es un fenómeno identitario donde convergen historia, lengua y cultura. Su permanencia se explica por esa capacidad de articular lo sagrado con lo cotidiano, de unir voces diversas en una misma narrativa nacional y de ofrecer un espacio común donde millones de personas encuentran consuelo, pertenencia y sentido.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *